José Guardiola a pesar de haber vendido un apreciable número de copias de su “Estrella Errante” (Ariola, 1971) no acaba de asentarse en un sello con una cartera de nuevas voces jóvenes a las que prefiere promocionar, amortizando prácticamente el contrato de Guardiola. Un José Guardiola que ve como se publican recopilatorios de sus primeros tiempos mientras a él la industria le vuelve la espalda.
Encuentra acomodo en la modesta Olympo y allí publica un álbum de piezas muy queridas. Lo fácil habría sido regrabar las canciones cinematográficas que le habían hecho popular en los 50 y 60; sin embargo, prepara un álbum nuevo de arriba abajo con canciones de la gran pantalla en su mayoría pertenecientes a películas de los años 30 y 40, aunque no faltan guiños a las más cercanas “West Side Story” (Robert Wise, 1961) y su “Tonight”, a “Desayuno con Diamantes (Blake Edwards, 1961) y su “Moon river” o a “My Fair Lady” (George Cukor, 1964) y su “La calle donde vives”. Aunque donde de verdad se le nota a gusto es cantando temas de Cole Porter de esos que Fred Astaire convertía en sinfonía con sus pies alados.
Un álbum otoñal a la altura de muy pocas voces y, en todo caso, reservado a cantantes de largo recorrido y experiencia contrastada. Como era de esperar, supuso unas ventas limitadas y encaminadas a un sector muy determinado del público adulto.