Tras el majestuoso «Alegria» (Drac/Virgin,2002) el siguiente paso que se planteaba para el grupo era esencial a la par que complejo. ¿Qué hacer cuando se ha conseguido la excelencia?. Eso mismo debieron pensar los de Mallorca y acometieron una obra de ambiciones pantagruélicas, desconocida en un panorama tan habituado al mimetismo y a la ley del mínimo esfuerzo como es el nuestro.
«Taxi» (Discmedi, 2004) se plantea como un complejo experimento multimedia que abarca el disco en sí, un libro sobre algunos de los personajes que pueblan las letras y un DVD con un cortometraje titulado “Acronia i Col·lapse del Dr. Polanski“ para abordar la historia de viajes interplanetarios llenos de turistas, igual de pesados que los de nuestro planeta (no es baladí el tema siendo mallorquines). Como se ve ahondan en su universo de ciencia ficción de baratillo, en las obsesiones por realidades paralelas, en temáticas escapistas que sirven de metáfora sobre nuestro mundo actual (lo que los emparentaría con Parade o en cierta forma con Family). En sus propias palabras el disco va de “una historia que viaja en el tiempo entre el presente y un futuro donde el turismo invade el espacio y donde la gente se va a hoteles trasbordadores galácticos”.
Respecto a lo importante en sí, el contenido del disco plantea una diferencia sustantiva respecto a su carrera anterior. La música es más compleja y menos festiva, dejando de lado la instrumentación y el aire mediterráneo y mestizo dominante en sus anteriores esfuerzos. Estamos ante un disco de pop mayúsculo, clásico y rompedor a una, en el que en una canción encontramos un vals, tecno-pop de casiotone y en la siguiente un rap aflamencado como en “Astronauta rimador”. Todo ello una vez más interpretado con maestría por la voz cálida y melancólica de Pau Debón. De los pocos temas que pueden remitir a su obra anterior serían la genial “Muticinemes” y la verbenera “Loco” amén de alguna instrumentación flamenca o incluso andina.
En cambio lo que sí es muy claro es el uso de elementos electrónicos, aunque nada sofisticados, bases un tanto ochentenas, quizá mirándose en uno de sus grupos de referencia como es Devo.
Y, como siempre, canciones que cortan la respiración como “Armando rampas” o la fantasía a lo Philip K. Dick de “Jo, robot”, en la que se interrogan sobre los sentimientos a través de los mismos de un robot.
El disco se cierra con la ensoñadora y derivativa “Capsula d’emergencia” y una innecesaria y molesta versión del “I just call to say I love you” de Stevie Wonder que, en mi opinión, le resta un poco de fuerza al que muchos críticos consideran la obra cumbre del grupo, y al que fuera de valoraciones más o menos subjetivas no puede calificarse de otra forma que de excelente y de paso al frente.