Sigue la saga (j)artúrica con un nuevo sencillo. King Jartur se ha reunido para la ocasión con una banda estable con la que seguir perpetuando su máximo anhelo: dar salida en forma de versión a toda esa música que ha inspirado su personal visión de los 60. «Siempre los tuve en gran estima y un altar, y siempre quise oirlos cantados y tocados por mi«. Es ésa y no otra, a pesar de las vestimentas medievales, la verdadera cruzada que se ha impuesto el toledano.
Un disco que lleva en el frigorífico ya un tiempo. En concreto las canciones se grabaron en 2010 en el local de ensayo de la Tiki-Mansión, y no han visto la luz hasta tres años después.
Lo hacen en Bikerton, el subsello de Sunny Day, la escudería donde en versión Los Immediatos él e Iván, uno de los caballeros de esta etapa, llevan editados sus dos últimos LP. Y la razón es el interés de la filial y el atasco que tenían en la compañía grande con las bandas que llevan.
El diseño, ilustración y retoque de la fotografía de la portada son obra de Dabeat (con los que ya se había trabajado para discos de Los Immediatos) y Renata Srpcanska de Bestiari Tarragoní.
Temas de Rolling Stones («Brown sugar«), Small Faces («Song of a baker«), The Haunted («1-2-5«) y The Music Machine («The people in me«). Ésa es la selección para las dos caras de este sencillo. Dicen estar abandonando la British invasion y psicodelia, pero sólo en parte. La inclusión de una de las perlas de los de Jagger y Richards efectivamente habla de querencias algo más rockeras de lo habitual, pero «Song of a baker«, por ejemplo, es todo un ejercicio de cómo transmitir electricidad de manera contenida, hasta sinuosa.
La cara B suena canalla. Armónica y fuzz para «1-2-5» y la disyuntiva de qué es lo que más atrapa de «The people in me«, si la sección rítmica o las guitarras. De esta última canción también Los Espeluzznantes hicieron una versión recientemente.
Quedan personales y frescas las lecturas de estos auténticos clásicos en la voz de King Jartur. Un muy buen disco.