Si "Caperucita" -"Atrapados en Azul" (Polygram, 1997)- fue el nombre de mujer que dio a conocer a Ismael Serrano, "Casandra" sería el que anticiparía su tremendo éxito más allá de las legiones de seguidores que acuden fielmente a sus directos. Y es que con "Sueños de un Hombre Despierto" (Universal, 2007) el cantautor madrileño consiguió elevar su nuevo trabajo a la lista de los más vendidos. Entonces muchos se preguntaban: ¿Pero la canción de autor vende? Y aún más ¿Sigue existiendo la canción de autor?
El tiempo esquivo y casquivano centra "Sueños de un Hombre Despierto" en una atmósfera de pesimismo suavizado, con constantes referencias a seres mitológicos; Casandra, Ícaro, Sísifo... y no por ello, con historias alejadas de la actualidad. Recuperando los días perdidos (pero vividos) y con ganas de salvar a muchos de un trágico destino, Serrano habla en este disco de amor ("Amores imposibles"), de corazones en pergamino ("Para médicos y amantes"), de amistades-quinto-ser con final indefinido ("Canción para un viejo amigo") y de todo lo que a todos nos preocupa y más, es decir, de política, de compromiso, y de ideología. "Nana para un niño indígena", "Somos" o "Testamento vital", dan buena muestra de ello.
Pero si por algo se caracteriza este trabajo es por el afán de introducir nuevos sonidos, a saber: arpa andina, sitar, piano, violín o clarinete persa, son algunos de los instrumentos que se introducen en la canciones, medidos, cuidados y adaptados con sutileza para no perder el sonido clásico del cantautor. No sólo eso, si anteriormente Ismael Serrano se había atrevido con compases tan dispares como el del vals -"Vals de los jubilados", "Naves Ardiendo más allá de Orión" (Universal, 2005)- o el blues -"Fue terrible aquel año", "La Traición de Wendy" (Universal, 2002)- en esta ocasión no es menos. Hay ritmos triunfalistas en "Habitantes de Alfa Centauro encuentran la sonda voyager" -me están entrando unas ganas locas de invadir el planeta anteriormente conocido como Plutón- y algo poperos, pero sólo tímidamente, en "Casandra".
Lo mejor para el final. Destacadísima la colaboración de la argentina Mercedes Sosa en "Zamba del emigrante" y el juego de voces final en "Si se callase el ruido". Que siga el sueño, pero sobre todo la música.