Tres años después del casi ignorado «Gabinetissimo» (Mercury, 1995), Jaime, Ferni y Edi volvieron a la carga con “Subid la música” (Get, 1998). Los altos decibelios no solucionaron nada, más bien al contrario. Nadie escucho el último disco de Gabinete.
Tal y como ocurre en la película de la que tomaron el nombre, un vidente (la crítica) pronostica su muerte. El noctámbulo Césare (el público) se encarga del resto.
El sencillo de presentación (sí, lo hubo), “Underground”, parece un ajuste de cuentas con aquellos que adoptaron la moda anglosajona rechazando el producto nacional. Una canción muy Elvis que puede llegar a ruborizar a los que conocieron al grupo en mejores tiempos. Sin embargo salen peor parados cuando se alejan de la ironía y se toman en serio; “La pipa de la paz” o “Dulce e inocente” no son dignas de uno de los mejores grupos de los 80. Por cierto, Gabinete fue uno de los ochentenos más longevos, si bien, fue uno de los pocos en no regresar. La nueva ocupación de Urrutia como solista le impedía multiemplearse como nigromante.
Seguimos con el disco; “En paro” retoma el gusto por las canciones de temáticas poco indagadas, populares y cotidianas. Nos hacen regresar a los cincuenta con “La historia se vuelve a repetir” y no mienten cuando afirman que “Nadie me va a añorar”. El mejor tema del disco con coros del Dylan de palo Andrés Calamaro.
Investigan el flamenco con acierto en “Layla” y, en “Subid la música” homenajea al Woody Allen bufonesco de “Todo lo que Quiso Saber Sobre el Sexo y no se Atrevió a Preguntar” (1972): “Sé que estáis ahí, os oigo respirar”, lanzando una nueva indirecta al aire.
Pero no, no hay nadie al otro lado para escuchar el intento de resurrección tipo Iggy Pop. “Doble fila” (los atascos tiene su poesía), la trascendente y vulgar (¡increíble que puedan llegar a ser compatibles ambos términos!) “La canción de mi vida” o el tema final “Like a shot” (curioso, el último corte van y se ponen a cantar en inglés, para que luego digan que no tenían sentido de humor). Para los que hayan llegado hasta aquí, que seréis pocos, una joya para recordar que Gabinete, aún en su agonía, tenían talento; la misteriosa, juguetona y seductora segunda versión de “En paro”. El último coletazo de un grupo único, personal y estéril, ya que nos abandonó sin sucesores.