Stereo Hi-Fi

Debut en vinilo de Ulan Bator Trío. Referencia número quince del catálogo de Alehop!, el sello de Murky y Eva. De hecho, fue grabado en el cuatro pistas del estudio Telesound de Tele (ex miembro de Triana) donde se registraron discos de grupos en los que, o bien estuvieron implicados la pareja de Villaviciosa de Odón (Patrullero Mancuso, Solex, Electric Garden…) o con los que tuvieron relación directa (Guiller Momonje, los americanos Doo Rag …). Aparecen Tele, Murky y el propio trío como responsables de la producción.

Portada colorida con foto de la formación inicial, esto es, Fela, Paloma y Manolo, con ropajes trogloditas incluidos. Es probable que lo de los huesos en la mano sea, tanto un aderezo más al asunto prehistórico, como un guiño a su antiguo nombre, Royal Canín, que por coincidir precisamente con la marca de comida para perros, se vieron obligados a cambiar.

Suenan crudos, suenan sucios y aunque pudieran parecer una broma, las letras (que te dejan perplejo) y la dureza de la música, cuando menos, imponen respeto. Cuando canta Fela lo hace con la misma intensidad que cualquier otro grupo punk-hardcore de los más afilados. A la hora de elegir referencias válidas con las que asemejarse, ellos recurren sin dudar a Ramones y Cramps, pero al oírlos en este trabajo, a uno se le ocurre pensar en propuestas mucho más contundentes como Discharge, Chaos UK o Subhumans.

Comienza el sencillo con «Riñón» o la crónica del robo de un riñón en un sábado de noche de drogas y colocón. ¿Crítica a la ciencia e investigación desalmada? Música y coros (de Paloma) de lo más primitivo.

Con «Morriña mongola» vienen a componer un canto de nostalgia a la tierra original. Una especie de «Miña Terra Galega» de Siniestro Total cuando versionaron a Lynyrd Skynyrd, vamos. Viene a ser una carta de presentación de su nuevo nombre también. «Ay queéorgulloso estoy de ser mongol«, cantan.

Su visión del origen del Sistema Solar es de las que te deja tiritando. Escatología espacial.

En «Zombi» apuestan duro; comienza con ladridos, emitidos sobre todo por Manolo, que es al único al que en los créditos no le asignan coros, sino eso, ladridos. Sodomización a manos de un muerto viviente en un cementerio. De creer a pies juntillas a Fela, tuvo «suerte» porque se logró zafar del ataque, eso sí llevándose el pene del atacante incrustado en él. Todo ello con a ritmo de psicobilly cansino que se acelera.

Acaba esta bofetada sonora en forma de siete pulgadas con «No sabemos«, ejercicio de autocrítica feroz. Mear parece ser que es lo único que dicen saber. Para demostrarte que lo del canto no es lo suyo entonan un coro espeluznante.

Disco de los que no te dejará impasible.