Marta cambia de discográfica pero sigue contando, junto a otros, con Christian De Walden a los mandos de la producción. El álbum combina canciones bailables con otras más lentas, pero tiene una clara protagonista en «Soy yo«, que no solo debe ser la mejor canción del disco sino además una de las mejores en toda la carrera de Marta Sánchez, además de uno de sus éxitos más sonados que llevó a convertir este álbum en un superventas.
Sin embargo, a rasgos generales el disco es mucho más sobrio y no vuelve a encontrar un pico como la canción que le da nombre. Salvo la que abre el disco, «Sigo intentando«, firmada por la propia Marta, las baladas no están especialmente inspiradas, y las más bailables, aparte de «Si crees en mí«, no tienen el suficiente gancho. Aunque el disco es claramente más maduro que los anteriores, le falta redondear las canciones, por lo que desgraciadamente se queda en flojo.
Habría que volver a esperar unos cuantos años para encontrar un nuevo álbum de estudio de la cantante, años agridulces para ella.