El disco de debut de Fast Food. Tras participaciones en recopilatorios y compartidos, con Aerobitch uno y Sugus otro, Punch Records, el sello de los primeros, les da la oportunidad de presentarse en sociedad en un trabajo para ellos solos. Y lo hacen gritando a los cuatro vientos, como lo hace el chaval del dibujo en la portada, en mitad de clase. Tanta ansiedad por constatarlo les trajo algún que otro pequeño disgusto. El de tener que luchar contra la etiqueta de banda ramoniana que les acompañaría desde entonces. Admitida la banda estadounidense como referencia válida, tratarían, a veces en vano con determinados medios, de mostrar las amplitudes de miras que se gastaban.
Pero lo cierto es que, en lo que a este álbum se refiere, las menciones de una u otra forma, a los Ramones son constantes: "Soy un Ramone", la propia canción, "Kissin’ friends", "Four days without you", los tonos con los que arranca "Pleased to hate you"… Reconocía la banda cierta linealidad en las influencias que conformaban la fuente de inspiración de "Soy un Ramone" (Punch, 1997): Ramones, Screeching Weasel, Mistfits, Queers y Angry Samoans.
Se grabó, como su material previo, en los estudios Reactor de Lavapiés. Propiedad de Servando Carballar (El Aviador Dro y Sus Obreros Especializados). Su técnico, Moncho Campa, fue el que estrujaba al máximo, según comentaba el propio Javi Fast Food, las posibilidades de las condiciones técnicas.
Mezcla de temas breves como "Surf nazis must die", "Kill the pigeons" (punk rabioso), de letras en inglés y castellano, de cuestiones de surf ("Soy un Ramone", "Ella vino del espacio") para facturar un disco con muy buenos momentos: canciones como "Ella vino del espacio exterior", "Debbie is a nerve" (que luego recuperarian en versión en castellano más adelante) o lo vertiginoso de "Ángela". Además, incluye temas, por qué no llamarlos así, históricos de la banda, como "Embrujada" y "Kissin’ friends".
Es verdad que en su escucha cuesta encontrar matices distintivos, diferentes en cada momento, y que quizás por ello, peca en lo que tiene de monolítico. Pero la apuesta no desagrada; se trata de guitarras duras, frenéticas en ocasiones, que buscan comulgar con los apuntes melódicos de coros y voces por ejemplo.
SP, el sello japonés que los fichó en lo que a mercados internacionales se refiere, pretende su reedición en formato CD para aquel país.