Los Eternos continúan la senda abierta con “Vientos Solitarios” (Ferror Records / Cascaballo Records, 2019) y nos entregan un impecable trabajo. Un disco con el que dan otro paso adelante importante y que deja patente que están en su mejor momento de forma. «Cuando estábamos presentando nuestro anterior disco, ya estábamos trabajando en temas nuevos y teníamos en mente este nuevo proyecto. Nuestra intención era que el disco saliera en el 2020 y, ya en noviembre de 2019, presentamos el single «Dioses en la Pared» (Ferror Records / Cascaballo Records, 2019), pero, aquel marzo de 2020 el mundo se paró, el Covid vino a frustrar todos nuestros planes. Lo único positivo de la etapa que nos ha tocado vivir fue que tuvimos tiempo más que suficiente para que el disco se fuera cocinando a fuego lento, que reposara y se asentase hasta que llegó a ser lo que buscábamos, una continuidad a la etapa iniciada con ‘Vientos Solitarios’ pero con una evolución natural, guitarras más presentes, sin restar protagonismo a la steel guitar y temas que se acercan más al rock, al folk, pasando por el pop y western, y que se traducen en un disco más eléctrico, más árido y duro, como el propio desierto» explica Chewis.
El título del disco nos remite al desierto… «Sonora es un desierto compartido por dos países que sin lugar a dudas influyen en nuestra música, Estados Unidos y México. La influencia americana es obvia, y, no cabe duda de que la idiosincrasia de la cultura mexicana nos toca muy de cerca como gallegos que somos. En el corte ‘El Vals de los Quebrantos’ (Milana Música / Ferror Records, 2021), que transcurre en la Noche de los Muertos, cantamos a la muerte como la viven en aquella cultura, como una celebración de la vida y del amor que trasciende a la eternidad, y esa forma de entender la muerte está muy arraigada en nuestra cultura gallega, que comparte esa especial conexión entre el mundo de los vivos y el más allá.
El desierto es música, cuando el viento sopla suavemente peina las dunas y éstas cantan, y, cuando sopla muy fuerte, provoca pequeñas avalanchas que hace que se pueda escuchar como un coro, así que ahora, las arenas de Sonora, mecidas por aquellos Vientos Solitarios, nos dejan estos diez temas«.
La banda de Cedeira sigue evolucionando, desarrollando melodías en castellano que trascienden el sonido americana, abrazando estilos como el pop, el country alternativo, el o el western. La steel guitar sigue siendo un elemento de identidad destacado, al igual que el predominio de armonías y melodías, y los cuidados arreglos. El paso al castellano les ha sentado estupendamente. Las canciones crecen, las melodías brillan como el sol del mediodía y los estribillos están armados a base de emoción y sentimiento. Canciones como “Bienvenido” o “El tiempo” justifican por si solas un disco, canciones envueltas en nostalgia y en un carácter atemporal que combina el folk, las raíces americanas y el pop. Pero es que todos los cortes del disco alcanzan el sobresaliente.
“El Vals de los Quebrantos” con su una lírica brillantemente elaborada, “Árbol de boj” con su inmediatez y “Dioses en la pared” con su épica contenida cargada de mensajes. En sus propias palabras, esta última nos habla de “un redentor de almas trata de convencer a su oveja descarriada para que vuelva al redil. El predicador maldice a quienes han perdido la fe, y el alma que cuestiona los Dioses que imponen, acaba maldiciendo a quienes venden esa fe que a veces mata y que no sólo pretende que creamos aquello que no se ve. La música y las historias que con ella se puede contar/cantar es una buena manera para que nos paremos a pensar… Esta canción surge de las reflexiones sobre lo que estamos viviendo hoy en día, pues al parecer tratan de vendernos como bueno lo que a unos cuantos les interesa”.
Nos encontramos también con instrumentaciones de lujo –“Dime a dónde vas”, “Sonora”- y con la brisa del viento levantando la arena del desierto a cada paso.
Un trabajo compuesto y producido por la propia banda, grabado y masterizado en Estudios Bajocero con Víctor Gacio como ingeniero de sonido. Vuelven a contar con Arantza Navarrete en la elaboración de las letras, además de con More en los coros, el propio Víctor Gacio en los teclados, y Tito, que aporta su trompeta al tema homónimo “Sonora”. Todos los temas están compuestos por la banda, excepto “Inexorable”, que es una estupenda adaptación del “One Hundred Years From Now”, canción compuesta por Gram Parsons que encontramos en ese clásico de The Byrds que es “Sweetheart Of The Rodeo” (Columbia, 1968).
«Se está convirtiendo en un clásico el incluir en nuestros trabajos una adaptación de alguno de nuestros músicos de referencia como un pequeño homenaje a ellos – Hank Williams en ‘Back on the Road’ y en ‘Vientos Solitarios’ Ian Tyson -. Esta vez, tuvimos muy claro desde un principio que habría de ser Gram Parsons, quien, además de ser el músico americano que quizás más nos ha influido, fue un enamorado del desierto, para él un lugar mágico a donde huía en la búsqueda de sí mismo. Gram Parsons pidió a sus compañeros que llegado el momento deberían celebrar su muerte emborrachándose y que era su deseo ser quemado en su lugar mágico, en Joshua Tree. Cumpliendo su voluntad, sus amigos robaron su cadáver y lo quemaron en el desierto, y claro está, y como no podría ser de otra manera, en completo estado de embriaguez.
El paso del tiempo está muy presente a lo largo de todo el disco y nuestra adaptación del tema de Gram Parsons comienza precisamente con un llamamiento a ese “Inexorable tiempo”, frente al que nada podemos hacer para detenerlo, y que nos descubre lo insignificantes que somos dentro de la inmensidad del desierto por el que transitamos y que no es más que nuestra propia vida» explica Chewis.
El disco es editadoen una cuidada edición en vinilo rojo y CD a cargo de Milana Música y Ferror Records. Los Eternos continúa creciendo con cada entrega y demuestran que están sin duda en su mejor momento.