Tras dos años de ensayos Arizona Baby se deciden a autoeditar su primer trabajo: “Songs To Sing Along” (Arizona Baby, 2005). El largo trayecto recorrido y la experiencia adquirida en estos años hace que no estemos ante un disco debut al uso, sino ante el primer disco de unos músicos experimentados alcanzando la madurez. Su grabación tiene lugar en septiembre del 2004 en los Boulevard Studios de Valladolid con Raúl Arroyo, encargado de sonorizar, mezclar y masterizar; de la producción se encarga la propia banda.
El disco se presenta como una especie de diario de ruta, doce canciones directas, ordenadas prácticamente por el orden cronológico en el que fueron escritas, marcadas por la intensidad.
Abre “Survive”, con la esperanza de que una relación apasionada sobreviva. Country melancólico con coros redentores y una extraña luminosidad acústica. En “My song” proponen una especie de manifiesto que explica por qué alguien puede necesitar cantar. La música como exorcismo para sobreponerse en los malos momentos.
Con “Something wrong” se acercan al blues con cadencia western para desenmascarar la verdad: algo no funciona. “Sunday” comienza con un ritmo lento, como lo hacen los domingos de resaca, para terminar abrazando la intensidad… “Down, down, down, to the ground”.
“Coping with this world” consigue levantarnos el ánimo en los malos momentos y “Need another day” mostrarnos el amor perdido. Tras el escapismo a lo spaghetti western de “Everything” llega “Like James Bond”, conectando el folk americano con la identidad mediterránea.
Cierran el disco con la duda como fiel compañera: “Where do I go?”.
En definitiva, estamos ante un trabajo recomendable. Un disco marcado por el rockacústico que muestra a una banda con un gran futuro por delante.