Grabado en los estudios de David Correa, “Social” (Autoproducido, 2013) se publicó en agosto de 2013, presentándose en el Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife.
La producción del CD corrió a cargo del propio grupo y en su edición incluyeron las letras de los temas, aunque no especificaron el orden de los mismos.
Manifiestan 13 Motos que las canciones del grupo son una banda sonora de las cosas que les acontecen. De hecho “Moto chopper” no es divagación, el nombre de la banda tampoco debió de elegirse al azar y que hayan tocado en concentraciones de motos tampoco suena a casualidad. Silver sí que se ha cacharreado para construirse una moto. Es la primera en la que bajan ligeramente el pistón del punk rocoso, como rodillo que despliegan en los tres primeros cortes del álbum.
“Soy capaz“, o las luchas tribales de “Yo soy punk“: “No tenemos nada de que hablar / Tú cuidas flores / Yo las pisoteo / Tus ideales me los paso / por los huevos / Tú vas de legal / Yo de violento / Te pones delante / Voy y te reviento“. Bajo que retumba para el arranque de “Ahora no pares” que no es vertiginosa pero sí contundente: “La vida depende de la especulación / Algunos se enriquecen, / otros caen de un balcón“. Está plagada de riffs que te hacen pensar en Sex Pistols.
“Aló Bey” se alía en su aparente alegría a los momentos menos tensos del final de disco.
El receso acaba en “Saltar sin red“. Vuelve la dureza, guitarras cortantes y Silver que suena a John Lydon cuando canta y la banda por detrás brama coros.
Tensión como en Parálisis Permanente en el comienzo de “Saco roto“, un tema en el que precisamente hablan de putrefacciones, dolores que no dejan respirar, venenos e imposibilidad de despertar.
Suenan las canciones de 13 Motos sólidamente armadas. Convencen sin necesidad de jugárselo a la baza de la velocidad, con los argumentos exhibidos en momentos tan intensos como en “Bajo el fuego” o como “Ser libre“, dos de los cortes más sobresalientes.
Si algo en “Bajo el fuego” te hace rebuscar en el rock americano, en aquella hornada del grunge, con “Andando a solas” me acuerdo de Jane’s Addiction.
Defienden hacer pop cuando juegan con coros y dicen haber encontrado la inspiración en momentos felices que han vivido. Atendiendo a esos parámetros uno sospecha que es justo en el final del disco, con “Tiempos felices” y “El antro“, donde exploran esta vertiente algo más melódica. Difícil no pensar en alguna experiencia de actuación en sótano asfixiante escuchando la letra de esta última. Los coros de Deborah recuerdan a Kim Deal, mientras que en la primera tampoco es forzado hablar de Pixies.
Disco de los que dejan expectantes, deja ganas de más.