El debut de Sobrinus les presenta ya como una banda bien definida; es uno de esos debuts que nos presenta un montón de posibilidades excitantes. Como el rock progresivo -Robert Fripp (King Crimson) a la cabeza- era una de sus pasiones, aquí encontramos algunos desarrollos instrumentales muy elaborados, condicíón por la que ya prontamente tuvieron que apostar por un buen nivel técnico.
También tenemos ya las ácidas letras de Gámez, como en "Suerte" -la mención al jergón en la canción no es casual y, en efecto, remite directamente a Los Enemigos– o "Jesmar". A la cabeza se situa, con toda seguridad, "Pitufa", algo así como su mini-hit y gracias a la cual muchos se engancharon a Sobrinus, vacilona y con esos "get up" que inevitablemente nos traen a James Brown a la cabeza. Y sin desmerecer, no deja de destacar en el conjunto una instrumental, la final "Tren", aunque esconde un pasaje cantado a capella. En el otro lado, notable en "Zumbido", se encuentran otras progresiones que resultan excesivas y acaban perdiendo al oyente en su innecesariamente largo metraje.
Por ello, a pesar de no aspirar al cum laude, el disco sorprende por su calidad bien definida, más aún por tratarse de un debut, con una orientación excepcional en el panorama nacional que se mantuvo intacta toda su carrera.