Segundo LP del Aviador Dro y sus Obreros Especializados tras el debut en formato largo que fue «Alas Sobre el Mundo» (DRO, 1982). Y lejos de sentir algún tipo de presión por ello resuelven la papeleta de manera sobresaliente, facturando la que probablemente sea su obra más ambiciosa y completa. Quisieron resolver la dicotomía en la que se movía la banda (electrónica sencilla y envolvente frente a electrónica experimental y agresiva) facturando dos vinilos en los que se presentaban las dos opciones separadamente. Como único elemento común ofrecían «Síntesis«, que se interpretaba de manera diferente en cada uno de los discos.
Contando en su formación con Foz Cicloide como voz de la ciencia, Arco Iris y Biovac N a las programaciones y diferentes órganos; Derflex Tipo IARR a la percusión electrónica; Placa Tumbler a los vocodover; Equis a la guitarra y computadoras y la sección escénica auxiliar de Metalina 2 (que abandonaría la banda ese mismo año) y CTA 102 como asesor científico, tuvieron a Jesús N. Gómez como ingeniero de sonido, además de aportar batería y programaciones en un par de temas. Lo grabaron en los estudios Doublewtronics en noviembre de 1983
El primer disco contiene verdaderas maravillas, canciones rotundas y redondas como «Baila la guerra«, «Néstor el Cyborg» o «Vortex» que podrían ser consideradas sin tapujos como de lo mejor, no ya del repertorio del grupo, como de la década en la que se compusieron. Historias inspiradas en la Guerra de las Galaxias (la primera) o en RanXerox, el personaje de los comics del guionista Stefano Tamburini y los dibujantes Andrea Pazienzia y Tanino Liberatore (la segunda) junto con una historia de claustrofóbica incapacidad de liberarse de un vórtice maligno (la última), cuya capacidad para atrapar de manera irrevocable al oyente quedaría de manifiesto de inmediato, ya que serían recuperadas posteriormente en diferentes formatos.
Pero reducir el potencial de esta primera entrega sólo a ese trío de ases sería no hacer justicia con un puñado de temas que ofician de mucho más que de mero relleno. «Antimateria» atrapa por su oscuridad, una cualidad que también comparten algunos pasajes de «En equipo«, una joya dentro de la nutrida colección de himnos que compuso el Aviador Dro a lo largo y ancho de su larga trayectoria. Una manera inmejorable de cerrar el primer disco además.
Con «Placton» recuerdan a las maneras más brillantes y luminosas de Los Iniciados, el grupo que de manera anónima y en paralelo mantenían Arco Iris y Biovac N. En «Cadena informativa«, por su parte, logran estirar el simple tecnopop a extremos próximos a la épica. Deliciosa.
En la misma línea casi de didáctica descripción de la sociedad futurista en ciernes se mueve «El trabajo de las máquinas«, que describe la manera de operar colectivamente a la que aspira la banda.
Efectivamente en el segundo vinilo el grupo se lanza a una exploración de una electrónica más experimental, con momentos de ritmos hormigueantes en lo que la letra queda como vehículo para la proclama: «Camarada Bakunin» o «Intolerancia«, los dos primeros cortes de su cara A, son buen ejemplo.
Esa primera cara se cierra con una revisión del «Nuclear sí» de su comienzo, a modo de reafirmación por la energía del futuro según lo ve el grupo, y un más que interesante «Alex y los drugos«, un tema que aparentemente proviene de la etapa pre-Aviador, cuando Servando se fogueaba con Andrés García Ibañez, amigo de la época de su casa en la calle Zabaleta de Madrid, en un proyecto de inspiración punk y Naranja Mecánica. Llama un tanto la inclusión de una canción de estas características en lo que se supone el apartado más experimentalmente electrónico del grupo. Con todo, la lectura del mismo que aquí se incluye está muy bien.
Para la cara B de esta obra doble, se reservan dos auténticos torpedos ideológicos. El Aviador no ha sido nunca una simple factoría musical y muchos de sus temas servían como instrumento para un arrebatado espíritu revolucionario, bien contra la idea de una divinidad («Destino contra Dios«) y un ejército golpista («Ruido de sables«). En ambos casos, ofrecen detalles de interés en sus letras: «No necesito ayuda de un padre misericordioso / Mi mente me basta / Mis manos son suficiente» dicen en la primera, «El eco de las botas en los corredores / Los uniformes del pasado visitan los museos / Gritan vítores a las fotos de los muertos / El clamor hipócrita de la oligarquía«, gritan en la segunda, inspirándose en su composición en la frustrado golpe militar del 23 de febrero del mismo año de edición del disco.
La amenaza fantasma del ejército también se mencionaba en la proclama de «La arenga de los sindicatos futuristas«, una especie de spoken word revolucinario con fondo musical de electrónica experimentadora.
Todo este afán de cambio social queda escrito sobre el papel del libreto que acompaña la nueva entrega del Aviador, un grueso documento donde se explicaba a modo de manual el Manifiesto de la Revolución Dinámica que llevaría a la mutación a un nuevo orden.
Son por tanto muchas las buenas intenciones del grupo con «Sintesis», en lo musical, con esa bimodalidad a la hora de entender la electrónica tecno pop; en lo social, con ese intento de educación para con las masas, esperando, agitando e incitando su respuesta… Y encima, resuelven todo el intento con los mejores resultados. Para mí su mejor trabajo.
Reediciones posteriores como las realizadas por Lollipop en 1998 con remasterización de Carlos Suarez en los estudios Montepríncipe de Madrid o por PIAS en 2009 con remasterización de Genozider F15 completaron la ya de por sí jugosa oferta incluyendo la versión maxi de «Vortex» (en el caso de la primera), «Selector de frecuencias» y los temas «Amor industrial«, «Arquitecto acero» y «Envasados al vacío«.