Si la revolución en Flow se concretó en "Sensazione" (Acuarela, 2000), la toma de la bastilla fue este EP previo que servía de debut con Acuarela, donde los cordobeses se pasaban definitivamente al castellano, se adornaban de shalalalalás y pianos de juguete, se bañaban en el Mediterráneo y se desmarcaban de la onda noise de sus trabajos con Elefant. Un EP corto, de tres canciones, que, sin abandonar el pop, los mostraba absolutamente renovados, como si el cambio de discográfica hubiera supuesto una catarsis musical en el propio grupo. Y entre ellos destaca el principal, "Sindy, mi amor", que huele a chanson ye-yé, y nos dejó boquiabiertos a quienes esperábamos una continuidad en la banda.
Flow ya eran otros y, es una opinión, sonaban aquí mucho más divertidos y personales que en todo lo anterior. Después un "Chico formal" insiste en el pop sesentero con aires alegres e incitación al baile, incluyendo coros cuasi duduá que confirman el cambio de estrategia. Y finalmente el disco se cierra con una revisión de cuento de verano, originariamente incluida en el EP "Fuengirola" (Elefant, 1996), que aquí se refuerza con una cuerdas que le aportan intensidad y emoción.
El cambio de la banda liderada por Fernando Vacas toca aquí los propios cimientos del grupo. Acuarela nos presenta a unos nuevos Flow y nos prepara para esa joya del pop nacional que es "Sensazione". Pero "Sindy, mi Amor" (Acuarela, 1999) es mucho más que un indicio, es un pequeño regalo de una discográfica que se encuentra en una magnífica segunda juventud y que se reinventa de la mejor manera, deshaciendo los clichés que lo catalogan como el sello triste de nuestra escena independiente.