Ya desde la primera canción del LP se pone de manifiesto que escuchamos una solida banda de rock, aunque Metrópoli aparece en principio definido como el dúo formado por el correcaminos de la música madrileña, Javier Esteve, y la cantante Lourdes del Pino. A esta percepción hay que añadir que, además de ellos dos, en la grabación de este disco participaron Larry Martin, batería que había militado en Guadalquivir y Banzai, Jorge Pardo, músico de jazz bien conocido, Tony Flores en los teclados, Ramón Baena en el bajo y el percusionista Chuma. En alguno de los cortes colaboró también Eduardo Ramírez, ex del grupo Cadillac. Es decir, un buen manojo de expertos músicos.
Lo más llamativo del disco es encontrarnos una voz femenina cantando, muy bien por cierto, rock urbano, algo inusual en aquella época y en esta España. Esa circunstancia confiere al disco una originalidad de la que carecían otros contemporáneos con propuestas musicales parecidas. También la guitarra de Javier contribuye de forma decisiva al producto. Una guitarra impecable, muy centrada en el desarrollo armónico de los temas y disparando de tanto en tanto algún solo apabullante de apenas unas pocos segundos de duración. Personalmente, también señalaría a la contundente y precisa batería de Larry que imparte a lo largo de las nueve canciones un curso completo del uso de este instrumento en un grupo de rock.
El nivel medio de las canciones es bastante alto, aunque ninguna destaque especialmente. Si acaso en ese nada desdeñable aspecto comercial destacaría “Viaje misterioso” y “Déjate llevar”, en mi opinión el mejor tema del disco. Abre el disco “Viaje misterioso”, un tema de guitarras duras e inicio de batería a pelo con una letra pegadiza muy bien dicha por Lourdes con el apoyo de unos coros. Seguramente el tema más conocido del grupo que fue elegido como cara A de su single más recordado. El contrapunto al anterior tema se encuentra en “En los tejados de Madrid”, un tema reposado en el que la cantante susurra una canción de amor no exenta de referencias a esa molesta, sucia y siempre querida ciudad.
En el mismo tiempo, nos encontramos otro tema interesante: “Viviendo”, aunque suena un tanto inconexo entre sus distintas partes. En “Déjate llevar” encontramos un resumen perfecto de la propuesta de Metrópoli. Un ritmo típico de rock, una letra de corte urbano, una cantante capaz de pasar en un mismo verso de la confidencia al oído al desgarro, una guitarra efectiva en segundo plano sin destacar en apariencia, una batería potente que resuelve el puente del tema con un breve solo.
Otros buenos momentos del album están en la seductora voz de “Al otro lado del vagon” o en la deliciosa “Luces de la ciudad” y su aire de blues conducido por una guitarra acústica y endurecida por la sección rítmica, que se ve contrarrestada por una magnifica intervención de la guitarra eléctrica en segundo plano. Una canción, esta ultima, de esas que hay que descubrir y escuchar varias veces. Cierran el disco una virulenta descarga rock en “Comunicación” y una balada sin letra, no excesivamente brillante, pero magistralmente interpretada con sonidos puramente fonéticos por Lourdes, que se estrena aquí como compositora.
En suma un LP recomendable, bien interpretado, con una calidad global importante y con algún tema realmente memorable. Una última opinión: Han pasado veintitantos años desde su edición y ha envejecido muy bien. No sería mala cosa que este disco, o tal vez la discografía completa de Metropoli, fuese de nuevo publicada en formato CD.