“Segundo Fogar” (Todomedre, 2019) recoge el testigo de su brillante disco debut, “Os Amigos dos Músicos” (Gran Derby, 2016). En ese sentido hay una clara línea de continuidad entre ambos trabajos. Continúan investigando y profundizando en la canción popular gallega para generar un sonido propio que bebe de toda esa tradición folk que va de Suso Vaamonde, Bibiano, SolanoAñade este contenido o Mahía a sonoridades que proceden del otro lado del Atlántico. Y es que ese es uno de los grandes logros de la banda: establecer una conexión firme entre la tradición gallega y la música norteamericana. Algo que queda patente en canciones como “Bicarelo”, bello poema de Uxío Novoneyra.
Nos presentan diez canciones grabadas en el Estudio A Ponte (Roxos, Santiago de Compostela) con Tomás Ageitos. De la masterización se encarga Arturo Vaquero. Como es habitual, todos ellos componen y cantan, contando en esta ocasión con las colaboraciones de Xabier DíazAñade este contenido que canta y toca el adufe; y de Fernando BarrosoAñade este contenido que aporta su mandolina.
En la hoja promocional del disco nos indican que las canciones “hablan de viajes y de lugares de encuentro, muchas veces pasajeros, que nos resultan familiares una vez perdemos parte de lo que llevamos con nosotros. El amor, la lucha, la pérdida o el miedo son pulsiones que recogen estas canciones”.
Os Amigos dos Músicos nos proponen un hermoso viaje, llevándonos al tiempo originario, aquel en el que comienzan todas las aventuras que están por venir -«As crónicas”-, aquel que permite cambiar los muros por ventanas. Todo comienza con tintes acústicos que remiten a los desarrollos trovadorescos de gente como Xosé Quintas CanellaAñade este contenido que crecen en una melodía con ecos atemporales y luminosos que los acercan tanto a The Byrds como a los Fleet Foxes -”Mar en ondas”-. Ese es uno de los objetivos que alcanza la banda con este trabajo, el hecho de recuperar el pasado para dar sentido al presente.
“Amor frugal” y “Cabalo gañador” muestran a un grupo de músicos dominando la melodía para tejer canciones brillantes como el sol del mediodía… Alalás ao sol. Hay grandes momentos cargados de emoción como “Pavillón dos Remedios”, canción con dos partes diferenciadas. En la primera vuelven a dejar el tiempo a un lado para desarrollar un sonido cargado de toda la tradición popular gallega, y en la segunda, en la que incluyen como principal novedad el empleo del saxo, llevan a cabo un largo desarrollo instrumental con cadencia jazzística para terminar deslumbrados por el sol y por una hermosa melodía… “Agora o lume queimou as súas vellas feridas / xa só hai almas que vagan sen rumbo”.
Hay también medios tiempos íntimos como “Bicarelo” o “É doado” que terminan explotando y en el que los arreglos y desarrollos rítmicos se complican; y una mayor electrificación en “Non pensar”. Cierran con esa estampa de Neil Young tocando en a Ribeira Sacra durante la vendimia que nos trae “Regaleiche”.