Second Attempt

Es éste el único disco que grabaron The Black Cat Bones. Un sencillo de cuatro temas presentados bajo título con algo de revancha por la poca fortuna de la maqueta que grabaron previamente, cuando el cantante era el canadiense Mike Moratilla.

Foto en la portada con la banda al completo arremolinada en una esquina con tonos sepias de celuloide. Para la de la contraportada eligieron el compartir mesa de timba de cartas entre humos, destellos y contraluces.

Esfuerzo evidente en la presentación del trabajo para dar a conocer la banda, con breve historia de los componentes, líneas sobre el grupo y letras de canciones.

La entrada a las voces de Big Mama Esther, sin haber oido las composiciones del grupo en su primera etapa, resulta crucial. Resulta casi inmediato constatar, incluso para paladares no habituados a estos registros, que la voz resulta impresionante. Si, a tenor de lo que nos cuenta el responsable del Hammond, Johannes, es perfecta para los temas soul, es evidente que los aires más rock de la banda no le resultan tampoco imposibles.

«Until the end» es un ejemplo de la versatilidad arriba mencionada. Un tema que empieza con la armónica impecable de David y la rudeza sureña de las guitarras. Por cierto, conociendo el devenir de los años posteriores uno se atreve a constatar similitudes en el arranque de la canción con el tono de alguna composición de Screamin’ Witch Doctors. Me parece un temazo.

Es sin embargo el Hammond el que, de la mano de la armónica, abre las hostilidades en «Circus«. Aromas de destilería de bourbon de alta graduación.

«Fever» resulta de ritmo más vivo, pero deja con ganas de las asperezas de sus hermanas en el disco. Las de, por ejemplo, la galopante «Shane» con la que cierran el álbum.

Ejercicio más que decente de autoproducción de una banda de sonido sólidamente definido a caballo del blues y el rock del sur profundo de los EEUU. Johannes confiesa seguir disfrutando cuando lo oye, y la verdad es que no parece simple pasión de padre de la criatura.