Tercer disco de la fulgurante carrera de La Costa Brava, además tiene el honor de ser la tercera entrega de estos maño-asturianos en cuestión de un año y poco. El título, “Se Hacen los Interesantes”. Y vaya si lo hacen.
El punto de partida del disco fue la propuesta del festival multidisciplinar Periferias de Huesca, que invitó al grupo a interpretar un repertorio únicamente de versiones, y como venía siendo habitual dada su fertilidad creativa, salieron tantos temas que Pedro Vizcaíno, responsable de Grabaciones en el Mar, les ofreció publicarlo siempre que limitaran el presupuesto de la grabación. Así es como, de forma excepcional, graban en Zaragoza en lugar de en Cádiz las once canciones que componen el álbum.
Aunque a priori podría haber tenido la consideración de anecdótico por tratarse de un disco de versiones, lo cierto es que acabó resultando una inflexión, pues muestra por primera vez el punto de encuentro, el cruce de caminos en el que La Costa Brava comienza a moldear un sonido propio y compartido por todos sus miembros. Tal vez el hecho de interpretar, en su mayoría, canciones que no eran de uno u otro de los compositores ayudó a aparcar las personalidades artísticas individuales, dejando más espacio para el surgimiento del sonido común que empieza a brillar con intensidad en canciones como “La condesa aragonesa”, “Copas de yate”, «Interesantes» o “Dos ostras”. En este punto sólo falta comprobar si de haber sido un disco al uso, las diez o doce canciones hubiesen sonado tan redondas como las cuatro incluidas en el presente trabajo, y esa duda es el “pero” que tiene este interesante experimento.
Los once temas se reparten de la siguiente manera: cuatro canciones inéditas (las anteriormente mencionadas “La condesa aragonesa”, “Copas de yate”, “Dos ostras” e “Interesantes”); “Favorita”, una composición inédita de Sebas Puente de Tachenko y las seis versiones que sirven de esqueleto al disco, “Nada más” de Mamá, sendas versiones instrumentales de “Je t’aime, moi non plus” de Serge Gainsbourg y “Blanca Palidez” de Procol Harum, una magnífica revisión de “Images Blue” de Complex retitulada “Azul casi luz”, una no menos conseguida versión de “Cena recalentada” de Golpes Bajos y la que se convirtió en un éxito inmediato en los directos, “Nada me importa” de los Módulos.
Lo dicho, todas las versiones están escogidas y reinterpretadas con extremo cariño y una intención muy clara, y los cuatro nuevos temas son de una calidad incontestable y rubrican el manifiesto de lo que quiere hacer la banda: música inspirada en la cultura popular y en el superado desencanto generacional, escrita e instrumentada por músicos aún jóvenes pero muy experimentados que mágicamente han recuperado la inocencia al encontrarse. Y eso es lo que más destaca, el espíritu del que gozan todos los temas, el de un grupo que empieza a existir como tal en este preciso momento, el de unos músicos que ya han sido engullidos y vomitados por la industria e incluso por el público y que, tras lamerse las heridas, vuelven con autoimpuesta inocencia al margen de ambos para seguir haciendo la música que les gusta, o lo que es lo mismo, la que les pone en contacto con la ilusión de hacer música en sí misma o con una cierta alegría de experimentar las cosas que nos pone la vida en el camino, por descorazonadoras que estas puedan ser. Supongo que a eso se referían cuando se definían como “soldados que buscan la playa”.