Un alejamiento del sonido típico de Los Puntos para acercarse ahora a otro de los principales grupos de la época: Mediterráneo. No sé si salimos ganando con el proceso evolutivo de Almanzora, pues ahora sus canciones son desiguales en cuanto a estilo, pivotando entre la reencarnación del ska y otros ritmos caribeños y los adelantos técnicos en instrumentos, léase tecno. Una buena mezcla sin duda, pero que ellos tienen aquí a medio digerir.
El tema principal de este trabajo, «El tren no espera a nadie«, es un ska con percusiones étnicas, ritmo algo ganso y repetición del estribillo a falta de mayores propuestas literarias. Fue también la canción elegida para encabezar un single que alcanzó unas ventas aceptables, a pesar de los problemas originados por la desaparición del sello discográfico Columbia.
Canciones francamente flojas que poco aportan a la dilatada carrera de Grano de Oro como compositor. Es el caso de «Ámalo«, «El color de tu cara«, «Llega primavera» o «Corazón deshecho«, absolutamente prescindibles y faltas de imaginación se miren por dónde se miren.
Rebuscando entre las pistas encontramos una balada moderna bien trabajada en «No sé explicarlo«. Solo el cantante José Ramón y el piano y teclados de Eduardo en una especie de concierto clásico al que ya mediada la canción se une el resto del grupo casi por compromiso. El papel del cantante es tan destacable como difícil.
La canción que da título al disco nos retrotrae a los elementos más reconocibles del rock andaluz de Triana o Alameda. Misterio, voz cantando con dejes aflamencados y guitarra de solo arábigo. Todo ello conforma un tema bien compuesto e interpretado en el ocaso de un estilo que había conocido tiempos mejores. Con todo, lo mejor de lejos de este segundo long play de Almanzora.