La reaparición de La Resistencia en abril de 2013 ante su público valenciano no fue en vano. No se trataba de un calentón para una noche sin más. Por el contrario todo respondía a una operación programada en varias etapas. Aquella actuación en la sala Wah-Wah quedó registrada tanto en vídeo como en audio, pero además, unos meses después, ya en el verano, la banda entró en los Aurales Estudio de Valencia con idea de grabar el disco que tendría que haber salido hace muchos años tras «Es Tu Destino, Amigo» (Twins, 1985).
Con media docena de aquellas canciones del periodo comprendido entre 1985 y 1986 registradas en 2014 en estudio para la cara A y otra media del directo de Valencia, La Resistencia vuelve a la carga. Un retorno premeditado y bien cuidado, como denota el sonido conseguido, fruto de más de mes y medio de grabación y masterización. Nada que ver con las prisas con las que despacharon aquel LP, grabado en tan sólo tres días, y que tan mal sabor de boca les dejara.
Los argumentos principales con los que arman esta revuelta a las andadas son similares a los de entonces, sabiendo gestionar la dosis de rabia juvenil de sus letras hacia una épica comedida de pandillas de jóvenes enfrentados a las incongruencias de la sociedad en la que les ha tocado vivir con un sistema educativo injusto. Bandas de chavales como los que esperaban «Sentados en el parque» en las canciones de Snap, con los que quizás compartan actitud los valencianos.
Eso sí, las maneras de este regreso son de banda grande. A los detalles técnicos antes mencionados se une una sección de viento impecable. Reforzados como antaño con saxos (los mismos que entonces les hicieran sonar a veces vaqueros y fronterizos) son capaces de componer la intro de «La ley de la calle» como si de un tema del «Phantasmagoria» (MCA, 1985) de The Damned se tratase, aunque luego el corte evolucione remolonamente tropical, como con ganas de explorar los caminos jamaicanos del dub. De igual forma, es con los metales de Miguel Castillo y El Tordo como revisten los modos de revival mod, de vigoroso beat pop de «Miles de muchachos» o de «El viejo profesor«. Y es que La Resistencia no fue nunca mero punk-rock, sino que siempre maniobraron con idea de escapar de toda etiqueta o corsé. ¿Que aún así pides una definición? Rhythm ‘n’ punk dicen ellos.
Las guitarras de «Las reglas del juego» muerden como las de los Clash y el «No quiero llegar a viejo» es también puro 1977. Hacia todo ello apunta mucha de la epopeya de frustración juvenil de sus canciones. Si antes hablábamos de Snap como ejemplo de parámetros similares, la secuela posterior, Radio 77, encaja también como posible comparación.
«El viejo profesor» y «Las reglas del juego» pudieron escucharse como extras del CD recopilatorio «El Odio y las Lágrimas» (Radikal 1977, 2007) en versión en directo de un concierto en La Barraca en 1986, pero el resto, «Otra trampa«, «Miles de muchachos«, «La ley de la calle» o «No quiero esperar a viejo» no. Este disco es una oportunidad inmejorable de hacerlo.
La otra cara, la que presenta a La Resistencia tal y como suenan en el siglo XXI, está igualmente cuidada al detalle. Además de los clásicos de la banda destaca «Testamento«, a mi juicio, uno de los temas más enérgicos de todo su repertorio.
Efectivamente han vuelto, y de momento, enmascarando la autoedición bajo las siglas QTF (Que Te Follen), ya han saldado las deudas que tenían en cuanto a grabaciones se refiere.