«Reviure» (Odeón, 1978) (Revivir) había sido grabado el año anterior. Estaba destinado a ser el LP con el que Atila iba a despegar por completo tras sus buenas actuaciones en los principales festivales estatales y su gira por Francia, pero no va a conseguir este cometido. Al contrario, va a significar el final de su innovador proyecto.
El disco se graba con Miguel Blasco como guitarra, Benet Nogué en los teclados, Joan Punyet en la batería y la incorporación del todoterreno francés Jean Pierre Gómez en el bajo. El pinchazo del disco hay que buscarlo en que Atila se mantiene al margen de las dos corrientes imperantes entonces en el progresismo español. Nada que ver con el rock andaluz, a pesar de que se le han querido buscar ciertas similitudes con Mezquita. Poco que ver también con el rock progresivo como lo entendían sus paisanos Iceberg o Fusioon, que por motivos geográficos se dio en llamar rock laietano. Atila se acerca cada vez más a la corte del Rey Crimson y su música parece adentrarse en un rock espacial cargado de especulaciones.
El tema “Reviure” navega entre aguas de jazz y posee dos estrofas cantadas sobre un fondo de lo más confuso que juega a una ruidosa dispersión que deja un tanto perplejo al oyente.
En su periplo europeo Atila había conocido el kautrock pródigo en elementos tópicos espaciales. Tampoco eran ajenos, por supuesto, a las grabaciones de Pink Floyd. Con estos elementos nos proponen un viaje interestelar con leves paradas en lo acústico, lo jazzy, el rock, los guiños latinos en la guitarra y mucho, mucho polvo cósmico.
“Atila” comienza con un ataque de tos y una pedorreta de los teclados para ir tomando el cuerpo etéreo de una ninfa intergaláctica representada por los teclados. Claro que toda ninfa es acosada. En esta ocasión los riffs y punteos de guitarra amenazan seriamente la virginidad antes presentada. Buen tema, aunque de los doce minutos le sobran algunos en mi opinión.
Mucho ruido, pocas nueces, letanía en catalán y final de infarto para el cierre del álbum con “Al matí”. Una de esas piezas que tanto prodigaban los virtuosos músicos setenteros en la que sus virguerías instrumentales caminan hacia ninguna parte.
Se esperaba más de este LP, que presenta un sonido muy trabajado y una buena producción, pero al que volvieron la espalda los habituales del grupo y con el que se cebó una crítica que seguramente no lo comprendió.