María Dolores Pradera había supuesto un valor seguro para Zafiro, pero en 1963 se tomó un respiro, que duraría años, en su labor musical. Su marca buscaba un recambio y con un repertorio similar hizo debutar a Albertina Cortés.
Un disco con tres temas sudamericanos de corte melódico y calidad contrastada en las tres primeras pistas entre las que destaca el bolero «Noche de ronda«, más otro tema de los hermanos García Morcillo, hacedores a sueldo de la marca, constituyen el primer EP de la cantante asturiana.
Un disco excesivamente serio y alejado de los gustos juveniles y que finalmente no tuvo ninguna trascendencia, pero que sirvió para poner en circulación a la cantante y como pasaporte a la participación en los festivales de aquella temporada.