Sorprendente disco en el que Miguel Gallardo muestra su vena rocker con una canción dedicada a Glenn Miller y a su propio padre, seguidor del gran director de orquesta swing. Letra autobiográfica de un chico al que le gustaba Glenn y los Rolling Stones. Guitarreo potente y una banda de hard rockempujando detrás en la línea del mejor Lorenzo Santamaría. Una de las mejores canciones del granadino-catalán que lo llevó al top 10 y lo hizo aparecer en revistas especializadas como una de las esperanzas del rocknacional. En la portada encontramos un remedo del héroe del swingcon Miguel posando con un trombón en la mano y las gafas de alambre con las que aparece Miller en casi todas sus añejas fotografías.
En la pista B el contrapunto de una baladaacústica en la que las duras guitarras se desenchufan para no estorbar al amor desesperado del cantante.