La buena respuesta al anterior mini-LP hace que el grupo se apresure a grabar en los estudios FX de Torrelodones (Madrid) este disco. Un trabajo digno y de instrumentaciones cuidadas, pero que carece de la contundencia de su primer trabajo y de la exquisitez del segundo, quedándose como un aseado disco de pop rock sin demasiado tirón. Tal vez el disco de Domingo por el que peor ha pasado el tiempo.
Trepidante inicio de saxo y guitarra en 1975, buenos coros para una inusual balada en el repertorio del grupo, más recitada que cantada en “Como a una hélice” en la que el grupo nos suena a algunas cosas de Joaquín Sabina.
Clásicas guitarras rockeras en las cuitas amorosas triangulares de “Compartida está bien”, un aceptable tema al que seguramente se le podría haber sacado mejor partido, sobre todo por parte del cantante.
Nueva descarga guitarrera para “Deséame”, que resulta reiterativa. Una de esas canciones que a uno le parece haber oído centenares de veces en distintas versiones y con distintas voces, pero igual a cualquier otra.
Curioso juego honomástico el que mete en el mismo saco a dos personalidades tan distintas como Lou Reed y Ruben Blades, que mezcla sin solución de continuidad músicas que recuerdan el estilo de ambas figuras. Un experimento cuando menos atrevido que, de puro obvio, resulta atractivo.
El tema que presta su título a todo el LP: “Recién levantao” es un blues rock que cumple todos los tópicos del estilo; es decir, machacón, bien instrumentado, punteo aceptable y voz urbana ligeramente aguardientosa como se requiere a un recién levantao. Seguramente, lo mejor de este disco del que no se puede escribir nada negativo, pero del que tampoco podemos cantar grandes logros y alabanzas.