Tras “Canciones de Pan” (Autoproducido, 2014) Rubén Artabe decide dar un impulso a su carrera, para ello pide ayuda a sus seguidores mediante un proceso de crowdfunding que le ayuda a dar forma a su segundo disco.
Un trabajo grabado con Manuel Cabezalí (Havalina) en su estudio de Madrid, con el que da un salto importante tanto en sonido, como en diseño y como producción, mucho más elaborada y profesionalizada… “él busca un sonido grande y elegante a la vez, con pocos elementos hace que todo suene épico y potente. En el disco hay muchos elementos de su cosecha, tanto en arreglos de guitarra, como en ritmos y el bajo de todas las canciones. Tuvimos varios grupos de referencia para entendernos a la hora de crear y producir. Artistas como José González, Bowie o Radiohead, entre otros. La grabación fue muy fluida y rápida. Hicimos una preproducción en su home studio y unos cuantos ensayos con Juanma Padilla a la batería, Manuel al bajo y yo a la acústica y voz. Grabamos en El Lado Izquierdo con Dani Richter a los mandos técnicos. Manuel y Dani llevan muchos años trabajando juntos así que se entienden de maravilla. Y eso facilitó las cosas. Fue muy cómodo grabar allí. Lo pasamos muy bien y aprendí mucho de todo el proceso”.
¿Por qué “Punto Cero”? “El concepto de Punto Cero bebe de muchas fuentes, tanto filosóficas y místicas como científicas, y tiene una fuerte carga simbólica. A grandes rasgos, se refiere a la acción de vaciarse, renovarse, empezar un nuevo camino desde cero; a cambiar ese camino tantas veces como sea necesario. Desde una visión más amplia, se refiere a la necesidad de reseteo y reconstrucción total y profunda de nuestra cultura occidental”.
La inicial “Alga colorida” muestra el nuevo camino emprendido por Rubén. Una canción paisajística, que se mueve entre intimismo acústico y dinamismo eléctrico. Un pasaje luminoso que supone toda una declaración de intenciones: encontrar tu verdad entre tanta paja suelta… “El mercado de la música está lleno de clones, de copias de otras copias, de esquemas preestablecidos y usados hasta exprimirlos y quedarse vacíos de sustancia. Estoy generalizando, claro. Yo huyo de todo eso. Como muchos otros músicos, busco experimentar y probar hasta encontrar un arte personal, sincero y auténtico, que tenga algo que decir. Eso tiene su precio pero no encuentro otra manera de hacerlo”.
Las canciones crecen, aumentan los matices y los arreglos, las instrumentaciones son más elaboradas y los cambios de ritmo constantes. Para muestra canciones como “Borra tus huellas”. También nos encontramos con el uso de sintetizadores –“Mi estrella”-, con canciones con un componente afectivo importante –“Nuruddín” y “Saliha”- y con cortes como “Vacíame” sobre la acumulación de bienes materiales sin importancia… “El capitalismo neoliberal nos enseña a tener y tener cada vez más cosas. Estamos en un trabajo que no nos gusta y luego no tenemos tiempo para disfrutar de lo que nos gusta. Tenemos la cabeza llena de paja y pensamientos que nos agobian. Es una reflexión acerca de todo esto. La belleza está en el vacío, en tener menos de todo y vivir más holgados y ligeros, tanto dentro como fuera”.
Cierra la homónima “Punto cero”… “fue la primera canción que compuse de este disco. El primer verso, del que partió toda la letra, lo escribí hace casi diez años. Estructuralmente se basa en una secuencia repetida de arpegios, que va in-crescendo en el tiempo, a base de añadir capas de atmósferas y elementos rítmicos. Y este concepto musical está relacionado con la letra, que habla de una persona que inicia una aventura, a partir de una fuerza que lo impulsa a caminar hacia adelante sin mirar atrás”.
Rubén continúa creciendo. Estaremos atentos a sus próximas entregas.
