No sabe uno si creer o no a P.P.M. cuando parecen renegar del punk-rock por el título de éste, su segundo LP en el sello propio Wild Punk Records. Dicen que apesta pero sin embargo utilizan los parámetros habituales que mejor manejan (buenas melodías, juegos entre voces y consistencia guitarrera) para despachar su nueva entrega. En algunos momentos incluso, la batería arrolla como quizás no lo había hecho antes. Valga como ejemplo el «Ex-friend» de comienzo o «Crazy tonight«.
Para poner tierra de por medio a comparaciones con Green Day la fórmula pasa por el acelere en la música y el recrudecimiento en las voces («Get on top«) o por flirteos con la sección más hardcore («Swimming on shit«).
Pocos son los discos de los andaluces que se queden en unas pocas coordenadas. Gustan por contra de probar muchos palos, de ofrecer riqueza de argumentos, y así en este «Punk Rock Sucks» ensayan con virtuosismos de guitarra propios de rock pesado («Deaf dumb and blind«), via la colaboración con Paco Luque, o utilizan varias voces como pilares de la canción («Minor«).
Pero todo ello compone sólo la primera parte del disco. La segunda es para la sección de versiones. En lo que respecta a los originales más cercanos al estilo de la banda, empiezan con Supersuckers, a los que pillan el tono troglodita justo, para seguir con G.B.H. (de los que toman uno de sus mejores temas a mi juicio «Race against time«) y termina con un clásico: Ramones. De estos revisan en castellano el «Rock’n’Roll highschool«, una versión que aunque salió editada aquí, ya tenían preparada de cuando participaron en la banda sonora del corto «El Generador Adolescente» (1998) de Pedro Temboury.
Cuando seleccionan clásicos de bandas algo más alejadas al punk-rock, la idea es la del tratamiento sufrido por los Beatles en entregas anteriores. Velocidad y fuerza bruta son la receta aplicada tanto a los Kinks como a los Beach Boys en este caso.
Una buena muestra de las capacidades de la banda facturada desde Pig Studios con B-jeta como técnico de sonido.