En el 71, tras intercalar temas y versiones bilingües, llegó el segundo tiro de Andrés, que no salió precisamente por la culata. Continuó el camino iniciado con «Me Llamo Andrés Lapique do Barro» (RCA, 1970) y tocó techo con «Pandeirada«, de nuevo número uno, canción que a mí me gusta compararla al “Come dancing” de The Kinks, ya que son ese tipo de temas que tienen la capacidad de sonar en cualquier verbena sin problemas, evocando imágenes de gente bailando con las copas llenas y una sonrisa en sus rostros. Y esa es la grandeza del pop.
El disco mantiene la simplicidad y la frescura de su debut, pero su sonido está más depurado y hay una mayor variedad de estilos. Así, encontramos “Un pouquiño mambo… ou así”. Su título no engaña, se trata de un mambo grabado en gallego con un toque muy personal, en el que Andrés canta “O día e noite fun cantando e fun pensando que non sei se era un mambo ou calquera outra cousa así”.
En una entrevista aparecida en la revista Fotogramas realizada por Ángel Casas en 1971, Andrés analiza este éxito repentino en el que llegó a recibir 1.500 cartas personales semanales: “Yo no busco el éxito ni creo que cantar en gallego sea una cosa segura (…).Yo no soy un tío guapo ni creo que mis discos se hayan vendido por eso (…). No soy un cantante para quinceañeras, soy un cantante para toda la familia. Mi ilusión es poseer una granja en Galicia y grabar un disco al año”. “A unos ojos verdes”, “Meu amor”, canciones ligeras de saudade, y «Pum», fueron sus últimos éxitos, luego, un descenso tan vertiginoso como su subida.