El primer trabajo de Lemuripop llega en el 2008. “Primo Tempo” (Warner, 2008) es una grata sorpresa, un disco en el que la lírica de Coppini brilla con los sintetizadores de Brujas. En la grabación colaboran Sonia Erice (coros) y Antonio Pastora (batería).
Un encuentro acertado entre desarrollos tecno pop –“Tuaregs”, “Israel”-, cortes cercanos al pop rock –“La llama de la felicidad”, “Las buenas palabras”- y un brillante pasado –como último corte del disco se incluye una atractiva remezcla del clásico “Fiesta de los maniquíes” (Golpes Bajos) que fue el germen de donde surgió todo este proyecto-.
Su método de trabajo es sencillo: “No tenemos un método infalible. De momento hemos empezado un poco a probar, es el primer tiempo, el primo tempo. Cuando yo conocí a Álex en octubre o noviembre de 2006, me puso cosas que él había estado haciendo, un poco para ver la posibilidad de poner letra a alguna de ellas. Ya a partir de ahí creamos un sistema de trabajo, y es el que nos ha funcionado para este disco pero no descartamos métodos diferentes. De momento, él trabaja unas bases musicales bastante armadas y luego a partir de ahí se trabaja en una melodía, vemos cómo enfocarla, y yo directamente me pongo a escribir el texto” comentaba Coppini en una reciente entrevista en Hipersónica.
Abre “Israel”, pop electrónico que alumbra las tinieblas, sintetizadores 80’s revisados cargados de matices y una clara influencia de New Order –en la enigmática “Tuaregs” vuelve a ser manifiesta la influencia de los de Manchester-. Cortes como “Lemuria” presentan un importante componente de rock electrónico y un claro recuerdo a Franco Battiato. El protagonismo del rock vuelve a marcar “La llama de la felicidad” y “Tacones y mordazas”.
“Pon tu corazón frente al descontrol” bebe claramente de los 80, de bandas como OMD o The Human League. Una herencia reinventada que llevan perfectamente a su terreno manteniendo en todo momento su esencia.
En “Las buenas palabras” brilla con fuerza la lírica de Germán –“Las buenas palabras dejan un reguero de estrellas ocultas y sueños ligeros”-, versos cargados de significados personales que transmiten emociones al vuelo.
A lo largo de todo el disco predomina un sonido oscuro que por momentos se acerca al tecno pop afectivo, en otros a la new wave más vitalista y en otros… a Lemuripop. Una interesante propuesta, personal e intrasferible.