Último disco que José Guardiola grabaría para la etiqueta Vergara. El cantante pone voz y palabras a la inmortal música del “Lago de los cisnes” que Tchaikovsky había compuesto a finales del siglo XIX. Me pregunto por qué hay que fastidiar una música tan preciosa con una letra cantamañanista y un hilo vocal que maldita la falta que hace. Con todo, se escucha bien y hasta resulta interesante gracias al clásico ruso, que no a Guardiola y sus arreglistas.
Vuelta al ritmo movidillo con una batería que mete los platos en primer plano y una marimba que le da un poco de color en “Amor escondido”. Coritos y línea melódica de lo más predecible. En fin ni fu ni fa, pero más bien fu.