Con su cuarto larga duración Pablo Und Destruktion decide iniciar una nueva etapa. Ficha por Sonido Muchacho e inicia su particular epifanía místico-sentimental, presentando un disco reflexivo, grabado con Paco Loco, que analiza muchos sentimientos y emociones tales como el miedo, el afecto, las creencias, las inquietudes espirituales, el cuerpo y la mente… y fundamentalmente el amor.
El disco se inicia con «Preludio corintio«, con los primeros versículos de la Carta I de San Pablo a los Corintios 12,31.13,1-13… «Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y todas las lenguas de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena entre un zumbido constante». Tras dejar claro que el amor es un motor vital fundamental, viene el arrepentimiento y un objetivo: volver a ser «Puro y ligero«. Unos recomiendan la química y las pastillas, otros la introspección y el conocimiento, aunque lo mejor sería “irme al Kurdistán a combatir y dejar este país de puticlubs, farlopa y jubilados… Me arrepiento de haber sucumbido a los hechizos baratos”.
El amor, sus desgarros y sus caricias, es el protagonista y el eje principal que vertebra el disco. Desde la revolución interior que supone su aparición -«Creo que nunca fui tan joven como el día en que te vi / echando gasolina al coche que nos va a sacar de aquí”, “Desde que te he conocido he vuelto a tener hambre y buen color” («Conquistarías Europa«)- al engaño -“Ese mar que ves tan bello / Es un traidor” («A la mar fui por naranjas«).
Pablo desarrolla una especie de sermón cargado de lucidez, épica y desgarro; un sermón turbulento y eléctrico que trae la tormenta a base de canciones realmente intensas -especialmente «Un salario social» y «El mejor traje de seda«-.