“Piknik Caleidoscópico” (Victoria, 1986) es un viaje multicolor en el que las cigarras panameñas conviven en armonía con cerdos violetas y mariposas aplastadas; un postgrado en underground en el que Los Negativos dejan a un lado el mantel de cuadritos blancos y rojos y el cesto de mimbre y preparan un cóctel explosivo con psicodelia, garage y pop preciosista.
Aunque es inevitable nombrar a formaciones como The Seeds, The Byrds o Love, el gran logro de Los Negativos es generar un sonido particular que pese a no dejar de ser revivalista añade los nuevos matices propios del pop nacional de la época. Incluso la impronta de grupos como Los Salvajes o Los Brincos también planea por estos catorce cortes como reconocía Alfredo Calonge en una entrevista en ipunkrock: “Cuando salió, era el auge del neogarage, un año en que aparecieron grupos similares por todo el mundo. Nosotros estábamos en ese rollo neosixties, pero el disco se hizo, o al menos eso nos dicen los que lo escuchan desde fuera, con una influencia muy de aquí, muy arraigada a la tradición musical del pop en castellano, que nos unía a la manera de hacer de grupos como Los Brincos o Los Salvajes. También por las letras”.
Nos encontramos con estructuras sencillas; guitarras enriquecidas con clavicordios, órganos y efectos; acidez y flequillos lisérgicos; y unas letras plagadas de tintes surrealistas que merecen mención aparte. El sonido es sucio, por momentos muy sucio, pero incluso esa suciedad añade encanto a la grabación. En la producción nos encontramos con Enric Lindo, quien se encarga también de la remasterización de la reedición en CD que Mushroom Pillow lanza en el 2005 “Piknik Caleidoscópico (reedición)” (Mushroom Pillow, 2005) incluyendo los cuatro cortes de su maqueta inicial.
Comienzan con el garage clásico de “¡Stop!” -“Taxman” en mente- dejándonos claro que “lo importante no es ganar” para luego preguntarse “¿Quién aplastó a la mariposa?” recurriendo a la psicodelia más dulce. Luego llega la enérgica “Graduado en underground” con aroma de la Costa Oeste americana y la exquisita suavidad groovy pop de “Cigarras panameñas”. Y es que este viaje es una continua exhibición de pasiones en el que el romanticismo está muy presente en cada pasaje.
“En una habitación realmente pequeña” mantienen esquemas de pop preciosista y nos hablan de disfrutar de los pequeños placeres de la vida como comer pastel de manzana “viendo caer las migas sobre los discos que tanto nos gustan”. De “Moscas y arañas” es preciso destacar además de un estribillo contagioso los brillantes arreglos que lo sostienen. Los efectos de “Pasando el tiempo” también están entre lo más destacado del disco.
El surrealismo es el protagonista de “El club del cerdo violeta”, un club sin derecho de admisión en el que al salir el portero nos pregunta “¿Hoy ha sido usted feliz?” aunque nunca estuviesemos allí. Simplemente maravillosa.
Es díficil destacar sólo tres canciones en un disco tan redondo como este. De hecho mis canciones predilectas han ido cambiando con el tiempo y posiblemente lo seguirán haciendo… lo cual es muy buena señal.