Compartido entre Perräs Salvajes desde Madrid y Bataälla desde Salamanca, grabado por Txutxy, componente de estos últimos y responsable de Grabaciones Como Churros. Se presenta con portada a base de embarcación vikinga en la que vuelven después de arrasar un poblado, guerreros y una manada de canes salvajes, en lo que en primera aproximación, pudiera interpretarse como guiño a una estética, tanto en el diseño de vocales con diéresis como en lo musical, cercano quizá a la vertiente del punk rock más duro escandinavo.
La génesis del disco hay que buscarla en la propuesta de María, bajista de los primeros, tras escuchar un CD del grupo charro y creer apreciar que «pegaban juntos». La idea cuaja en el seno de la formación madrileña que se lo propone a Bataälla.
Son Perräs Salvajes las que inician las hostilidades, y lo hacen con letra plagada de referencias a jaurías de perras-lobas y brujas, en un auténtico canto a la libertad para vivir a su antojo.
Si en la definición de su música han señalado en muchas ocasiones la presencia de riffs de corte rockanrolero, es probablemente en ejemplos como «Rubias» o «El último disparo» donde mejor se puede apreciar. Pero la propuesta de estas fieras corrupias entiende más por la crudeza, contundencia y velocidad como la desplegada en «¡Despierta!»
Lo cierto es que, efectivamente, Bataälla se desenvuelve por derroteros similares de agresividad. La voz, masculina en este caso, adopta el tono de alaridos guturales propios del género.
Intercalan tema en inglés con «Obey«, iniciando luego con reverberaciones y sobrealimentaciones de las guitarras de comienzo de «Condenadxs«, para lanzarse luego a una espiral de vértigo resuelta a base de hachazos de guitarra y de la irritación de la garganta principal. Se rompe el tema sin embargo tras un receso contenido. Al final se unen coros de voz secundario con idénticas ganas de sangre.
Acierto total en el emparejamiento para el compartido.