Absolutamente oscurecido por el monumental éxito del disco anterior: “Pon Una Cinta en el Viejo Roble” (Belter, 1973), éste sencillo pasa de puntillas por las tiendas y las emisoras de radio.
El tema principal tras una larga introducción de teclados modernos, que luego volverá a repetirse, desgrana un tiempo medio de ritmo machacón y con muy poca chicha melódica. Una de esas canciones que uno puede escuchar y a los diez minutos ya no recuerda ni una nota, ni un detalle, salvo, tal vez, el mugido repetitivo del teclado.