Perfidia

“Perfidia” (Subterfuge, 1999), el último disco de Undershakers, es una continuación madurada de lo producido en “Vudú” (Subterfuge, 1997), todo un poco más: más pop, más desarrollos en medios tiempos, más letras en castellano y más mordientes, heridas y sarcásticas a la vez. Es por ello también más directo, suena más sincero y honesto si cabe. Tanto ha evolucionado el grupo que si comparamos esta obra con su debut, pocos puntos de conexión encontramos. El principio del fin de Undershakers se escribe en “Sólo ahora”, “Radar de amor” o “Nada que contar”, temas que pardójicamente les otorgaban mayor solidez compositiva que la de otros grupos estatales en la misma órbita y que a la vez les alejaban de su razón de ser, aquella que les impulsó a formar una banda de rock.

Pero el que tuvo retuvo, y Undershakers siguen siendo capaces de ofrecernos canciones adictivas y rítmicas, como “El amor perfecto”, de las más divertidas que hicieron, o como en las que cantan en inglés, como “Illusions garden” o “Like a heroine”.

El elemento de más peso del disco es la voz de Sandra Tocino, que se asienta aquí como la mejor intérprete de la escena del momento (sí; suena a poco, pero no lo es, sobre todo porque las demás competidoras andaban lejos, muy lejos), saltando de un tiempo a otro con gran soltura, sin impostarse en ningún momento; es el elemento que transmite esa honestidad.

Si bien no llega a los niveles desarrollados por Pauline en la Playa, el siguiente proyecto de las hermanas Álvarez, “Perfidia” sí inicia unos desarrollos melódicos más íntimos y sosegados, más atentos a las texturas que a la intensidad. Pero la mayor virtud de Undershakers fue siempre el de sonar cercanas y no hay sitio para el extrañamiento, nada suena raro o complicado.

La perfidia sólo queda en el título.