Tribales, convulsos, y speedicos “Parque Mágico” (BCore, 2008) son veintiún minutos, encapsulados en once canciones, que suenan como una centrifugadora de post-hardcore escacharrada con los discos de Big Black, Animal Collective, Fugazi, y el “Surfer Rosa” (4AD, 1988) de los Pixies dando vueltas sin parar en un eterno bucle de ruido inteligente. Referencias a las que recuerdan, pero que sólo en el caso de los Pixies podemos citar como verdadera influencia, Margarita de los que toman verdadero ejemplo es del personal uso del do it yourself que promueven grupos nacionales como Ginferno o Le Jonathan Reilly.
Irresistible demostración de poderío exacerbado. Margarita va disparando canciones en constante mutación como el que está en la feria con la escopeta de balines buscando el premio mayor, y acertando siempre en el objetivo. Esto es posible gracias a una palpitante ejecución instrumental donde las guitarras se entrecruzan sin permiso, coros de dibujos animados hacen estallar las melodías y la base rítmica esta en constante estado de alarma. Un marco ideal para el que surjan pepinazos como “Trip-trap”, “Butter coin” y “Birdssing”. Por si fuera poco, Margarita nos da pistas de las inclinaciones estilísticas que tomarán en su siguiente LP con los punteos de tropicalismo selvático escondidos tras la maraña de electricidad oxidada que asola “Liar’s test”, “Parque mágico” y “Super dandzysm”.
Producto del sello Bcore, podría colar también como la novedad del mes en Dischord. Y eso dice mucho de una banda que se erige como unos de los cabecillas de la incipiente escena post-hardcore que tantas alegrías nos está dando desde comienzos de la década pasada al son de grupos tan relevantes como Nisei, A Room With a View, Aina, Lisabö y los propios madrileños. Matrícula de honor, por supuesto.