Tras un disco difícil de superar Quique sacó “Pájaros Mojados” (Universal, 2002), grabado íntegramente junto a la banda con la que actuaba en directo. Por ello, el buen hacer de sus conciertos se ve reflejado en un disco magistralmente instrumentado y electrificado de forma apenas apreciable, otorgando un toque especial al trabajo.
Se trata de un disco maduro, que goza de la fuerza de "Personal"(Universal, 1998) y del intimismo de "Salitre 48"(Universal, 2001), a la vez que se adentra en terrenos más inexplorados como el soul o el jazz, demostrando a los que le clasifican como cantautor que esa etiqueta le queda algo corta para sus atrevidas y polifacéticas aspiraciones.
Pese al diverso repertorio que ofrece este álbum es fácil identificar los temas más destacables, entre los cuales se encuentra “Pequeño rock and roll”, reflejo de una historia típica rockera en la habitación de un hotel. “Aunque tú no lo sepas”, canción compuesta por Quique González y que popularizaría Enrique Urquijo, aparece aquí versionada de manera magistral, sin eclipsar la belleza del tema cantado por el de Los Secretos, y añadiéndole más delicadeza e intimidad, desnudándola al tan sólo hacerse acompañar de una batería apenas apreciable y un delicado piano. En definitiva, una revisión propia que llama la atención por la fragilidad con que ha sido creada y el cuidado de no pisar un tema que resulta inevitablemente bello, cantado tanto por uno como por otro.
“Miss camiseta mojada” o “Fiesta de la luna llena” se convierten en dos cortes llenos de energía positiva en un trabajo alegre pero algo insulso, ya que (sí, las comparaciones son odiosas), inevitablemente sale perdiendo respecto a sus dos anteriores trabajos. Un álbum en el que son destacables los esfuerzos compositores de Quique por lograr no solo una melodía bonita, sino un resultado de calidad, pero algo carente de la intimidad que caracteriza la esencia del artista.