Paco Ibáñez Canta Brassens

El chansonnier George Brassens es considerado el padre de todos los cantautores europeos. Ya en los años 50, Paco Ibáñez le conoció en Paris y en un principio confiesa que le cayó mal para poco a poco ir adentrándose en el mundo genuinamente francés de Brassens. Este proyecto lo mantuvo durante mucho tiempo hasta que una actuación en Barcelona, donde cantó dos canciones de Brassens en español, acabó por decidirlo. La traducción y adaptación de las letras es de Pierre Pascal.

Este es otro de esos discos en que una sola canción, “La mala reputación” se merienda al resto hasta casi hacerlo desaparecer. No obstante, aquí encontramos algunas de las más celebradas canciones del cantautor francés. “Pobre Martín”, “La bella y el manantial” o “La pata de Juana”.

“Saturno” es un autorretrato del propio Brassens que se transmuta en Saturno, triste y taciturno, pero Dios, así que cuidado con él. Si este es un estimable comienzo de disco, en la punta contraria nos encontramos con “El testamento”, un tema de guitarra dinámica en la que el cantante no se toma en serio la idea de la muerte y pasa revista a los sentimientos de viuda y allegados, que no salen bien parados de los pensamientos del futuro difunto. En medio ese “Pobre Martin” siempre labrando campos ajenos sin rencor ni esperanzas en su miseria. Una letra cruel en su conformismo.

Pero todo lo anterior viene oscurecido por la versión que Paco hace de “La mauvaise reputation”, una composición magistral con un acompañamiento de guitarra tan sencillo efectivo y una letra ante la que no se puede permanecer impasible. La historia de un perdedor que se goza de serlo, como tantos otros somos.

Un hermanamiento entre Brassens e Ibáñez que produce otro de los trabajos imprescindibles de este cantautor errante, siempre con el corazón en España y casi siempre con el cuerpo en Francia, una realidad que adquiere carta de naturaleza en este disco.