Este disco fue grabado en 1974 cuando Lone Star militaba en el sello Unic, dependiente de la empresa Diresa. El gestor de dicha empresa desapareció de la noche a la mañana con los royalties y beneficios de varios discos del grupo, entre ellos, parte de las ganancias del LP “¡Adelante! Rock en Vivo” (Unic, 1973), el más vendido del grupo. Poco antes de la espantá de Ramón Rialta, el cuarteto había grabado un nuevo LP, cuyos máster habían quedado durmiendo en un limbo legal. Cinco años después, este disco vería la luz bajo el título «Oveja Negra» (Círculo, 1979).
Se trata de un disco perfectamente encuadrable dentro del hard rock, que en aquellos momentos practicaba el grupo. Las canciones no son gran cosa, pero alcanzan los mínimos homologables para calificar el trabajo, cuando menos, de interesante. El título «Oveja Negra» corresponde a un título que ya había sido publicado como cara B de un single y dentro del LP “Siguenos” (Phonic, 1976) y contiene números de rock como “Tierra salvaje”, baladas tipo Elton John, como “No time to say goodbye”, blues españolizados como “Soldado de plomo” o muestras de rock cañero en inglés y español como “Rockin’ boogie woogie” o el propio “Oveja negra”.
Un disco que se quedó en tierra de nadie, pues en el momento de su publicación, Lone Star estaba prácticamente reducido a Pedro Gene y Alex Sánchez con bajista y batería de quita y pon. El grupo subsistía como podía y carecía de un sello discográfico que les avalara.