Tachenko no engañan a nadie. Ni siquiera a ellos mismos. Nunca lo han hecho y en su cuarto álbum de estudio, «Os Reís Porqué Sois Jóvenes» (Limbo Starr, 2010) aún menos. Son practicamente siete años de carrera, desde que empezaron con aquel genial «Nieves y Rescates» (Grabaciones en el Mar, 2004) alimentando un pop amable y esperanzador.
Se supone que, atendiendo a su título, Tachenko ya no ríen. O por lo menos, y atendiendo a las canciones, se ríen menos. Podemos empezar a hablar con este cuarto álbum de pop maduro. Continúan las melodías certeras, y el buen trabajo de Vinadé a la guitarra, algo que es difícil que al grupo se le olvide. Sin embargo, destierran el sonido directo de su anterior «Esta Vida Pide Otra» (Limbo Starr, 2008), donde se habían despojado totalmente de arreglos que desviaran su misión pop y melódica. Y puede que en ese cambio resida la peor característica de este disco: las canciones se arropan (y dependen) de los arreglos en exceso.
Ya desde la elaborada «Compañeros del metal» de continuos quiebros melódicos, se observa que las cosas se hacen de forma diferente. Más pausada, menos urgente, aunque sin faltar a esa capacidad de Tachenko para que las melodías se queden en la cabeza. Tan relajado y asentado, que incluso, en su primer single, «Escapatoria», se observa una especie de autocontrol. Meditado o no este cambio, las canciones en algunos casos son un tanto planas, a pesar esa inusitada profusión de arreglos, incluso de cuerdas como en «La resistencia», «El peligro» o «Decisiones justas«.
Evidentemente es difícil hacer pop urgente durante todo el disco. Quizás por ello, las cuatro primeras canciones se mantienen a una altura, difícil de igualar en el resto de temas. Empiezan a flojear a partir de «Tírame a un volcán», donde la fórmula parece agotada. A partir de aquí, el disco se diluye en un continuo pasar de temas algo menos destacables, como «La resistencia» o «Sombras», y abrazando los arreglos de cuerda más ñoños en la citada «El peligro». Decepciona también «Las flores del mal», que empieza tan bien, y luego queda un poco hueca y simplona (la que le caería a Vetusta Morla por menos que eso).
En definitiva, un disco con canciones redondas como «Compañeros del metal» y «Escapatoria» (aunque han tenido momentos más altos en anteriores discos), pero que se pierde a la mitad. Es cierto que es una nueva perspectiva, pero no parece ser la que mejor les sienta. Aunque con Tachenko nunca se sabe, cada disco lo enfocan y lo alumbran con la luz que más les apetece en ese momento, sin apartarse del pop.