Cuatro canciones en su mayoría procedentes del Festival de Madrid, donde se proclamaría vencedor y que serviría de endeble trampolín a la carrera de un José María Dalda recién aterrizado en la capital.
Cuatro temas melódicos en su concepto y anticuados en su realización en los que el cantante parece fijarse en cantantes consagrados como José Guardiola a la hora de enfrentarse al micrófono.
Destaca entre el cuarteto la melodía de “Olvida” y la semirreligiosa “Ding dong dang”, en la que José María ejerce de campanero de una feliz boda…naturalmente de blanco y por la Iglesia.
Más anodinos resultan las dos canciones de la cara B en que por sus arreglos abolerados y temática lacrimógena suenan a las canciones que en las décadas anteriores habían encumbrado a Jorge Sepúlveda; es decir, pasadas de moda incluso para aquel remoto 64.
El debutante demuestra tener una voz de timbre agradable en la tesitura de tenor y estar preparado para mayores empresas.