1985 es un gran año, discográficamente hablando, para Los Nikis, con la publicación de su tercer EP y el comienzo de la grabación de un primer y elogiado largo.
«Olaf el Vikingo» persevera en la onda de punk siniestro ensayada en “Sangre en el Museo de Cera”, aliñada con la cómica representación del personaje cómico y un arrebatador y efímero final coreado.
“Saturno es aburrido” también se desmarca de la primeriza herencia punk e introduce un rasgueo garagero que estalla cuando la canciónsuma baterías. Un clásico, como también lo es “Mi chica se ha ido a Katmandú”, regreso en toda regla al punk chistoso que, desgraciadamente, predominaría en la parte final de la carrera Niki.
«Silvia Sobrini», se revela, finalmente y sin matices, como otro himno machacón para los conciertos.