Diez años después de su última publicación discográfica, el modesto sello Euterpe rescata a Kurt Savoy para grabar un nuevo disco con pretensiones veraniegas. Kurt regresa de Francia, donde se había establecido junto a Clara, su esposa, para hacer un programa en TVE y realizar esta grabación.
“Nunca se debe decir” es una semibalada de aires country y juguetona guitarra, agradable de escuchar y muy bien cantada por Kurt. La cara B, que se escuchó algo mas en aquel verano del 77 que el tema de la cara A, es un romántico tema silbado con un cierto aroma discotequero en el bajo y los teclados. Una música relajante, como pregona la propaganda que figura en la contraportada.
Una curiosidad discográfica que ponía fin al extraño periplo discográfico de Kurt Savoy en España, aunque en Francia seguiría grabando con cierta regularidad, sobre todo a raíz de obtener un premio en un famoso programa de la televisión gala que buscaba personas con extrañas habilidades.