Con algo más de pausa, Jöel Iriarte da un nuevo vuelco a su carrera artística, cuyo inicio fulgurante estaba asociado a canciones tecno-pop que se convirtieron en himnos de manera instantánea. Si ya en «Chill Out» (Discoteca Océano, 2009) había anticipado una apertura del abanico estilístico hacia sonidos más mediterráneos, como el flamenco o la rumba, ya con este «Nuevo Ritmo» (Canadá, 2011), primera referencia de la productora de moda, Canadá, el vuelco en intenciones es total.
Artwork -evidentemente- de lujo a cargo del célebre Montxo Algora, responsable de la portada del mítico «El Eterno Femenino» (Nuevos Medios, 1982) de La Mode, dirección artística de Setanta, fotos del interior de Adriá Cañameras y producción a cargo de Sergio Thelemáticos, para conformar una primera impresión que puede inducir a error, porque lo que hayamos en el interior no es un disco nuevaolero, sino una especie de recopilatorio donde Joe Crepúsculo revisa algunos de sus mejores temas, dándoles un tamiz latinoamericano: bossa, ranchera, country y… reaggetton.
En concreto, de «Escuela de Zebras» (Producciones Doradas, 2008) revisa, «Gabriela» con un delicioso tono mexicano, de lo más acertado del lote, «Escuela de Zebras», en clave más reggae, «Los viejos», con mayor presencia de vientos, y «Los cazadores», más cercana a las orquestinas de pueblo de la España de los primeros 60 (o de la actual).
De «Supercrepus» (Producciones Doradas, 2008) se revisan «La canción de tu vida», con un regustillo country, «El día de las medusas» en clave de bossa -especialmente meritorio es el hecho de que con lo mal que canta Jöel quede todo dulcificado y conmovedor-, «Baraja de cuchillos» en mayor conexión con su directo verbena-pop, y una preciosa e inesperada versión de «Amor congelado», más cercana al rollo cantautoril más clasicote.
Aparte, nos entrega cuatro temas nuevos: el single «Tus cosas buenas», con un comienzo a lo Wendy Sulca («desde Barcelona, para todo el mundo, Joe Crepúsculo»), puramente declarador de intenciones, una canción que se mueve en los parámetros más horteras del reaggetton; «El fuego de la noche», una mezcla petarda entre el Joe Crepúsculo de toda la vida y Rocío Dúrcal, la saltarina e intrascendente «Las cosas del ayer» y «Atardecer», con sabor argentino. Como se ve, «Chill Out» queda fuera.
¿Inconformismo? ¿Agotamiento creativo? ¿Búsqueda de nuevos retos? Si algo queda claro de todo esto es que, independientemente de que te guste o no, Joe Crepúsculo sigue haciendo lo que le viene en gana, y ello, es muy de agradecer, porque ahí es donde reside todo su genio y autenticidad.