En 2000 mientras todos temían el efecto del reloj interno de los ordenadores, Sabina disfrutaba de nuevo de unas renovadas mieles del éxito. Su anterior trabajo "19 Días y 500 Noches" (BMG, 1999) se vendía como rosquillas y fueron muchos los que se apuntaron de nuevo a la sabinamanía. No sólo los que sabían hasta ahora del cantante, sino muchos para los que hablar del jienense era hablar de uno de esos cantantes que le gustan a tu padre. Ese efecto llamada hizo que tanto el cantante como su discográfica se plantearan editar un directo, para refrescar la memoria de muchos y descubrir lo que ya había para otros.
El disco es un doble CD grabado en diferentes sitios a través de la gira, dejando uno para los temas acústicos y otro para los eléctricos. En el primer CD abre una semi novedad. “Nos sobran los motivos” es una nueva versión de “Cerrado por derribo” que apareció en su anterior LP y que se eligió de primer single. Cambiando únicamente la letra la versión consigue convencer a la mayoría. El directo de Sabina es puro y auténtico. Está enriquecido en barrica de roble. Sabina hace gala de sus buenas maneras y toca las teclas adecuadas; empezando por recitar un poema a medias propio a medias de León y Quiroga, o citando una frase de “Desmontando a Harry” (1997) de Woody Allen.
No falta la gran culpable de su renovado éxito “19 días y 500 noches”; la cada vez más hermosa “Calle Melancolía” donde el público forma parte de la banda en una comunión perfecta; o la ranchera en un double hit combo de “Noches de Boda” y “Y nos dieron las diez”. Además el artista guarda una sorpresa: “Rosa de Lima”, un tema inédito de maneras bluseras dedicado a su pareja.
El inicio del segundo CD sorprende por la elección del tema “Yo me bajo en Atocha”. Repesca un disco del que Sabina parecía casi haber renegado, "Enemigos Íntimos" (Sony, 1998). Tendiendo puentes entre el pasado y el presente aparece “Princesa”, y su versión más moderna y actualizada “Barbi Superestar”. La madurez de sus quehaceres en el escenario son aplaudidos por el público tanto en clásicos como “Medias negras” o “Pacto entre caballeros”, como en temas más nuevos como “Donde habita el olvido”.
La vocalista Olga Román canta con suficiencia la copla “Y sin embargo te quiero” justo antes de cerrar con “Y sin embargo”, sin duda una de sus obras maestras. Un directo sólido y bien trabajado. Fruto de una larga carrera, de pisar mucho escenario y de afinar mucha guitarra; con el que el maestro se metió a mucha gente en el bolsillo. Gente que quizá no pensaba que hubiera tenido antes comiendo de su mano.