Vergara y Los Catinos pretenden con este disco apostar sobre seguro y para ello recurren a tres de los temas más conocidos de aquel 1964. El problema es que llovieron las versiones en castellano de los mismos.
“No tiene edad” fue el megaéxito de San Remo de una Gigliola Cinquetti con diecisiete años. Aquello de “No tengo edad para amarte y no está bien que salgamos solos los dos” se escuchó hasta la sociedad e iba al pelo en la pacata sociedad de la época. Por aquello del qué dirán, cuando el tema lo interpretaba un varón, ponía el verbo en tercera persona no fuese algún malicioso a barruntar que transitaba por la acera de enfrente. Otros grupos como Los Mustang y Los Javaloyas también le hincaron el diente a la canción.
“Si tuviera un martillo” comenzó siendo una canción folk norteamericana y acabó siendo cualquier cosa. Desde Peter, Paul & Mary hasta Los Catinos hay un largo trecho cubierto, sin salir de la madre patria, por gente como Francisco Heredero, Sonia, Los Sirex y Los Relámpagos en plan instrumental.
La tercera canción famosa fue el archirromántico y playero “Sapore di sale” de Gino Paoli que aquí grabaron Salomé, Los Tamara, Los 3 de Castilla y… hasta Peret.
Relativamente menos conocida es el “St. Tropez twist” de Pino Donaggio con la que Los Catinos no se sustraen al baile de moda. También Miguel (Mike) Ríos la estampó en vinilo.