“No Me Iré Mañana” (Polygram, 1991) es la primera entrega en solitario de Antonio Vega. Tras la separación de Nacha Pop en 1988 rompe el silencio con este disco que pone de manifiesto quién portaba la magia creativa en el grupo. Un disco intenso de principio a fin, con una voz que transmite emociones con facilidad y unas guitarras privilegiadas. Un disco en el que encontramos luces y sombras, pop fresco y alegre y composiciones más intimistas marcadas por miedos, temores y fantasmas interiores que han sido habituales a lo largo de toda su trayectoria. Sin lugar a dudas, un disco excelso que ocupa un lugar privilegiado en la música española.
Abre “Háblame a los ojos”, un medio tiempo con una voz y unas guitarras que aportan la sensibilidad y la intensidad necesarias para darnos cuenta de que estamos ante algo grande. La poesía y la canción se unen en cada verso, “Nunca la lluvia dijo al hielo qué calor, no / por eso yo nunca me quejo de su amor”. Una canción que Antonio ha definido como «una ácida autocrítica a mi invencible timidez». “Esperando nada” al igual que otros cortes como “Síguelo” o “Guitarras” trae un pop fresco y alegre, acercándose a los 80, a La Movida, con una letra que confirma a Antonio como uno de los grandes letristas nacionales: “Y pasó, tanto tiempo que llegué a ver sombras en color / Y creció, a mi lado como un árbol toda una ilusión”.
“Lo mejor de nuestra vida” trata sobre las rupturas, sobre las sensaciones que invaden nuestra mente cuando todo se termina, suaves despedidas entre potentes riffs de guitarra que ponen la electricidad a uno de los temas más rockeros del disco. “Antes de ayer cuando se fue ella, dejo una nota / escrita a boli en la pared, / y si con suerte fue una broma mala, hoy tendría que volver”. “Tesoros” trae la calma, un sonido acústico envuelve la voz de Antonio que nos recuerda el valor de su archivo interior. “La última montaña” evoca sensaciones y sentimientos, poesía y naturaleza, recreando esos pensamientos que nos inundan cuando nos damos cuenta de lo pequeños que podemos llegar a ser.
Pero el gran tema del disco es “Se dejaba llevar por ti”, una de sus cimas creativas. Atmósfera oscura y gris, las drogas en primer plano y una voz que trae la magia y la emoción consigo, Antonio comenta sobre ella que «es la sensación que tengo cuando no me ata nada». “Mis dos amigos” está dedicada a su hermano Carlos Vega, autor de la música, y a su cuñada, Mercedes. La emotiva letra es de Antonio, “Me gusta verlos cuando está detrás el sol, me corta la respiración / su fuerza es la del halcón / laten sus cuerpos con el mismo corazón”.
Cierra “No me iré mañana”, medio tiempo pausado con aires de denuncia sobre el abandono del planeta sin renunciar a la poesía, para poner el broche a un magnífico disco de debut, en el que no sobra ni falta nada. Con una producción a cargo de Carlos Narea y Nigel Walker, que destaca precisamente por dejar en un primer plano la voz de Antonio y unas guitarras limpias que mantienen en todo momento la intensidad que ya de por sí traen consigo sus grandes composiciones. Y es que es quizá el pero que se le puede poner a su siguiente largo, “Océano de Sol” (Polygram, 1994), precisamente la sobreproducción a la que lo somete Phil Manzanera (Roxy Music).