Con este disco tuvieron Barricada que lidiar con un problema: los fans más acérrimos de la franja norte del país los tacharon de vendidos, ya que firmaron con RCA (BMG Ariola) y eso les hizo llevarse muchas críticas, pero por otro lado es justo decir que salieron ganando con el cambio. La nueva compañía tenía más medios, más promoción y mejores posibilidades de abrir mercado; y eso hicieron. Además se encontraron con otra contrariedad: la censura de la compañía a varias de sus letras; el resultado de la disputa fue las tensas relaciones entre la banda y la discográfica, pero por otro lado el resultado del disco fue muy complaciente para todos.
El sonido en general del disco es más redondo y con más contenido que sus trabajos anteriores, aparte de su celebradísima y polémica “No hay tregua” tenemos a unos nuevos Barri que miran hacia otros sitios donde ellos piensan que pueden denunciar y prueban otros registros hasta antes inexplorados; “Campo amargo” machaca al caciquismo arremetiendo contra la situación del campo andaluz y “Aún queda un sitio” es abiertamente una balada tranquila, para no perder la costumbre “Písale” y “Okupación” tienen unos modales muy punkarras para lo que se supone un grupo heavy.
El disco podríamos definirlo claramente en dos palabras: puro y directo. Puro porque los navarros no se esconden y la polémica que sin querer les ha seguido es simplemente el fruto de ser como son, sin más, y directo porque seis de las diez canciones están por debajo de los tres minutos.
Por cierto que, pese a que el nivel de ventas fue bueno y la gira fue bien, la banda y la discográfica rescindieron el contrato de mutuo acuerdo por falta de entendimiento, firmando los navarros entonces por Polygram.