El que se suponía iba a ser disco de debut de Puerto Banús se convirtió, sin embargo, en el sencillo que nunca vió la luz. O al menos, no lo hizo con el grupo en funcionamiento. Grabado en los estudios de Ernesto Cuadrado en Alcorcón en 2011, a los pocos meses de que la banda se pusiera en funcionamiento con formación estable, junto a otros temas que decidieron dejar fuera, de la edición se iba a encargar el sello Rumble Records. De hecho su responsable, Pablo, amigo y seguidor del grupo, participa en los coros de uno de los cortes: «Me masturbé a los 30«. Cuando finalmente estuvo listo para ver la luz, ya en 2013, se encontró con la banda sumida en cierto desánimo y minada por los compromisos familiares y laborales, con lo que no fue posible siquiera el concertar alguna actuación en directo como presentación.
Y es realmente una pena porque el disco está lleno de momentos interesantes en los que se explota la voz de Isa, chillona y ruidosa, y unas letras de una irreverencia programada acorde, junto con las cuñas y audios, con la ambientación pretendidamente pija y elitista de quienes se dicen provenientes de la creme de la creme marbellí.
Son los primeros, parámetros que ya se cultivaron en Isa y los Antihéroes y posteriormente en Coprolitos, y que aquí en Puerto Banús se validan y desarrollan con similar acierto. Si entonces se alardeaba de la capacidad para poder follarselo todo (sic), aquí las confesiones provocadoras giran en torno a un descubrimiento tardío de las posibilidades de la autoexploración femenina. De igual manera no tienen problema en declarar sus preferencias a la hora de vestir, buscando la provocación directa.
Atrae la propuesta de Puerto Banús, trabajando alrededor del supuesto mundo de la jet set, de sus desprecios hacia el servicio y en el que dicen inspirarse tanto con referencias directas hacia Carmen Lomana en una canción como poniendo a Julián Muñoz en la portada. Para el diseño de la contraportada, por cierto, han utilizado fotos de los cuatro componentes del grupo en sus respectivas comuniones.
Se le exije al máximo a la voz de Isa, en la manera de chillar y la velocidad que imprimen. Maite apoya en los coros, y pueden sonar a punk rock sin más («Móstoles«), a punk pop con aires de Alaska y los Pegamoides («Ya es primavera en el Corte Inglés«) o incluso a Devo («Me masturbé a los 30«).
Su canto a Rodrigo Rato tiene algo de himno del grupo. Empieza con maneras de rock-blues para terminar en una explosión acelerada de punk. Se fijan en el político de igual forma que lo hicieron en otra canción de su repertorio en Gadaffi.
Un documento con algo de historia, la del desafortunado final del grupo, y con el interés del punk exagerado e irreverente de un grupo que habría merecido una mejor suerte.