Segunda entrega de Las Venas trabajando los mismos parámetros tanto en el formato de la edición y las maneras de la grabación, para la que contaron de nuevo con la ayuda de Mario Riviere (R.O.B.O., Aerobitch, Muletrain).
El diseño de la portada corrió al cargo de Ana, guitarrista y una de las voces principales, que precisamente juega un papel relevante, de mayor peso incluso, que en el primer trabajo «Vamos por la Calle» (Blondes Must Die, 2014), siendo responsable inicial de temas de «Negar, mentir, sufrir, vivir» y «Podrida«.
El resultado es que el sonido de Las Venas se dispara, perdiendo algo del punto melódico que tiene cuando es Ángel el que canta, ganando en crispación y velocidad, acercándose probablemente al sonido de Ultimo Resorte, por ejemplo.
Las letras también han sufrido una palpable transición que las ha llevado desde escenarios de criaturas y asociaciones con el demonio, ha crudas y tajantes disquisiciones sobre sentimientos de naúsea, asfixiantes sensaciones de opresión o críticas hacia la clase dominante a la que habría que pegar fuego por haber dejado de lado a la juventud.
Radicalización del proyecto con respecto a sus inicios. No hubo tiempo para saber hacia dónde llevaba aquel ligero cambio de rumbo porque se trató de su último trabajo.