Vale que esté compuesto por Stevie Wonder en su momento dulce y que eche su voz al lado de la de Julio en la grabación, pero esta canción no es nada del otro jueves, por decirlo de una forma suave. Sosa, más lenta que un viejo tren de mercancías, ñoña en sus planteamientos literarios y musicales y aburrida. Pero dos nombres con tanto tirón salvaron los muebles y en España se movieron en un volumen de ventas medio, sin volar alto en las listas.
La cara B es más de lo mismo, un tedioso «Words and music».